Este 11 de julio se conmemora un nuevo aniversario del nacimiento de Aníbal Carmelo Troilo, más conocido como «Pichuco», una de las figuras más emblemáticas del tango argentino y símbolo cultural de Buenos Aires. Nacido en 1914 en el barrio porteño de Balvanera, Troilo no solo fue un virtuoso del bandoneón: fue el alma de una época, el corazón palpitante de la música ciudadana y un puente entre la tradición del tango clásico y su evolución más moderna.

Conocido popularmente como el “Bandoneón Mayor de Buenos Aires”, Troilo dejó una huella imborrable en la historia del género. Su música, su estilo interpretativo y su capacidad para formar y liderar orquestas que marcaron época lo convirtieron en un artista reverenciado tanto por sus contemporáneos como por las nuevas generaciones.

De niño prodigio a ícono nacional

Aníbal Troilo descubrió su pasión por el bandoneón a los diez años. Su primer instrumento, adquirido con el esfuerzo de su madre, fue el punto de partida de una carrera deslumbrante. A los once ya debutaba en un café del barrio. De ahí en adelante, su ascenso fue meteórico: integró orquestas de grandes maestros como Juan Maglio «Pacho», Julio de Caro y Juan d’Arienzo, hasta formar su propia orquesta típica en 1937.

A lo largo de su carrera, Troilo no solo se destacó como ejecutante y director, sino también como compositor. En colaboración con poetas como Homero Manzi y Cátulo Castillo, compuso tangos que hoy son clásicos del repertorio, como Sur, La última curda, Barrio de tango, Che, bandoneón y Pa’ que bailen los muchachos. Su música, melancólica y profunda, logró expresar como pocas el alma porteña.

Un formador de leyendas

Pichuco tuvo la visión y la generosidad artística de rodearse de talentos que luego brillarían con luz propia. Entre sus filas pasaron músicos que se convertirían en referentes del tango moderno, como el joven Astor Piazzolla, a quien incorporó a su orquesta en 1939 como arreglador y bandoneonista. Pese a los estilos distintos, entre ambos surgió una relación de profundo respeto y admiración mutua.

También pasaron por su orquesta vocalistas como Francisco Fiorentino, Alberto Marino, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche, cuyas interpretaciones acompañadas por la batuta de Troilo quedaron grabadas como tesoros del tango.

Troilo, Buenos Aires y la memoria

Decir Troilo es decir Buenos Aires. Sus tangos no solo se escuchaban: se vivían. Su bandoneón acompañó generaciones de milongueros, noches de radio, mesas de café y caminatas por San Telmo o Boedo. Su figura trascendió lo musical para convertirse en un símbolo cultural que representa lo más profundo de la identidad porteña.

El 11 de julio, día de su nacimiento, fue declarado por la Legislatura porteña como el Día del Bandoneón, en homenaje a su legado y a la importancia de ese instrumento en la música nacional. Cada año, la fecha es ocasión de homenajes, conciertos, y recorridos temáticos por lugares emblemáticos de su vida, como el Café Homero, el Club del Progreso o el Teatro Colón, donde su música aún resuena.

Legado eterno

Aníbal Troilo falleció el 18 de mayo de 1975, a los 60 años. Su partida dejó un vacío inmenso en el mundo del tango, pero su legado se multiplicó en cada músico que lo siguió, en cada nota que suena en las orquestas contemporáneas, en cada tango que aún emociona en cualquier rincón del país o del mundo.

Su obra sigue siendo estudiada, reinterpretada y celebrada. Instituciones como la Academia Nacional del Tango, la Orquesta del Tango de Buenos Aires y el Centro Cultural Kirchner mantienen vivo su espíritu a través de conciertos, publicaciones y archivos digitales que permiten que nuevas generaciones conozcan su genio.

En este nuevo aniversario de su nacimiento, Buenos Aires vuelve a abrazar a su “bandoneón mayor” con gratitud. No se trata solo de recordar a un músico excepcional, sino de mantener viva una forma de sentir y contar la ciudad. Porque como él mismo decía, “el tango no se toca, se respira”.

Y mientras haya quien escuche un bandoneón en la noche, Troilo seguirá viviendo en cada acorde que hable de amor, de barrio y de nostalgia.

julio 11, 2025