Según los últimos datos del INDEC correspondientes al segundo semestre de 2025, el 45,4% de los niños de entre 0 y 14 años en Argentina se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Esta cifra pone en evidencia que la pobreza infantil se ha transformado en el problema social más crítico del país, en contraste con el discurso oficial, que celebró una supuesta mejora en los índices generales de pobreza.

El informe del INDEC revela que la pobreza golpea con más fuerza a los adolescentes entre 12 y 17 años, donde alcanza al 47,6%, seguido por los niños de entre 8 y 11 años (47%) y los menores de entre 0 y 5 años (42,1%). En comparación, solo el 27,7% de los adultos entre 30 y 64 años es pobre, mientras que en los mayores de 65 años esta proporción baja al 10,8%. Estas cifras muestran cómo los más jóvenes son los más vulnerables ante la pérdida de ingresos en los hogares.

Más allá del ingreso: pobreza estructural

Un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, publicado en julio, analiza otros aspectos de la pobreza más allá del ingreso económico, y advierte sobre las condiciones estructurales en las que viven millones de niños y adolescentes.

Entre los datos más preocupantes del informe destacan:

  • El 62,5% de los niños y adolescentes en zonas urbanas vive en barrios inseguros.

  • El 35,4% habita en viviendas con serios problemas de infraestructura.

  • Un 25% no tiene acceso a servicios sanitarios adecuados.

El estudio, titulado Creciendo en contexto, señala que estas condiciones afectan directamente la alimentación, la escolarización y la socialización de los niños. Por ejemplo, el 65,5% de los menores que viven en viviendas precarias no recibe una alimentación adecuada, y en los barrios con carencias sanitarias, el 33,7% de los chicos presenta dificultades escolares. Incluso en familias no consideradas pobres, las deficiencias del entorno duplican o triplican el riesgo de atraso escolar.

Aunque entre 2017 y 2022 hubo ciertas mejoras en el acceso a infraestructura y servicios, esos avances se revirtieron. El déficit de servicios sanitarios, que había bajado al 11,5% en 2022, volvió a subir al 22,5% en 2024. Y el déficit de infraestructura, que había descendido al 30,5%, regresó a los niveles de 2017 (35,4%).

Dudas sobre los números oficiales

Pese a que el gobierno celebró una baja en la tasa de pobreza —de 52,9% en el primer semestre de 2024 a 31,6% en el mismo período de 2025, según el INDEC—, diversos especialistas y centros de estudios pusieron en duda la veracidad de esos números.

Una de las principales críticas es que el Ejecutivo omitió mencionar que el índice de pobreza había llegado a un pico del 65% luego de la devaluación implementada tras la asunción de Javier Milei en diciembre de 2023, la cual tuvo un fuerte impacto en los precios, especialmente en los alimentos.

Además, el Observatorio de la UCA advirtió que la caída de la pobreza estaría “sobrerrepresentada”, por dos razones fundamentales: el cambio en la metodología de medición del INDEC, que impide comparar series históricas, y el uso de una canasta básica basada en precios de 2004/2005, cuando debería utilizarse una más actualizada, como la de 2017/2018.

El Centro de Economía Política Argentina (CEPA), por su parte, señaló otro fenómeno preocupante: hay trabajadores formales en el sector privado, con empleos registrados, que igualmente viven en situación de pobreza debido a la caída de sus ingresos reales.

Comparando la mediana salarial neta con la evolución de la Canasta Básica Total (CBT), CEPA concluyó que estos trabajadores no lograron recuperar el poder adquisitivo perdido desde el gobierno de Cambiemos. Mientras que en 2017 el salario medio superaba en 12 puntos la CBT, en 2019 ya estaba 11,3 puntos por debajo. Bajo la actual gestión, en su punto más bajo, ese salario cubría apenas el 74,1% de la canasta, y hacia junio de 2025, había llegado al 96,9%.

Una deuda social con la infancia

En definitiva, tanto las estadísticas del INDEC como los informes alternativos coinciden en que la pobreza infantil no solo persiste, sino que es más profunda y estructural. Las condiciones habitacionales, la inseguridad, el deterioro educativo y la precariedad alimentaria componen un panorama preocupante, especialmente para las nuevas generaciones.

Más allá de los debates sobre los índices y su metodología, los datos muestran que crecer en la Argentina siendo niño o adolescente implica un alto riesgo de vivir en condiciones de pobreza, con impactos directos en su desarrollo y en sus posibilidades futuras.

septiembre 29, 2025