La comunidad científica argentina enfrenta una crisis sin precedentes. A través de la Resolución 10/2025 publicada esta semana, el Gobierno nacional decidió recortar fondos por 1.867 millones de pesos destinados a 70 programas vinculados con las ciencias sociales, ambientales y la divulgación, señalándolos como “no estratégicos” para el Plan 2024–2025. Solo seguirán recibiendo recursos aquellas iniciativas alineadas a ámbitos como agroindustria, energía, minería, economía del conocimiento, salud e innovación.
La medida provocó inmediatas reacciones. Para el Conicet, pagarán salarios y gastos de funcionamiento, pero se eliminará la financiación para la investigación. “Es un ataque al sistema científico”, afirmó el bioinformático Rodrigo Quiroga: “Nos consideran un gasto inútil; paralizan todo sin explicaciones”.
Desde la Universidad Nacional de Salta, Alejandro Ruidrejo y María Chachagua coinciden: la ciencia social es fundamental para pensar una sociedad equitativa, y este giro prioriza la rentabilidad inmediata sobre el conocimiento crítico y multidisciplinario.
Un golpe presupuestario histórico
Los recortes se inscriben en una caída general del financiamiento estatal al sistema científico nacional. Según datos del CIICTI, la inversión pública en ciencia y tecnología cayó del 0,302 % al 0,208 % del PBI en 2024. Representa una baja del 43 % desde su pico en 2015, la mayor contracción registrada desde 1972.
Estas cifras fueron anticipadas por Nora Bär en El Destape: solo en 2025, el presupuesto para ciencia se redujo entre 27 % y 30 %—una caída que no tomó en cuenta los aumentos de tarifas ni la inflación acumulada. El panorama pone en jaque la capacidad operativa de organismos fundamentales como Conicet, Agencia I+D+i y universidades nacionales.
Adiós a las convocatorias y a la bolsa de trabajo científico
Este desfinanciamiento golpea también al empleo científico e investigador. Desde diciembre de 2023 hasta marzo de 2025, se perdieron más de 4.100 puestos en el sistema científico, lo que implica una caída del 5,5 % del empleo total. En particular, Conicet redujo su número de investigadores por primera vez en 17 años, de 12.176 a 11.868.
La consecuencia está a la vista: científicos y becarios comenzaron a migrar, reproduciendo una “fuga de cerebros” ya alentada por el financiamiento insuficiente. En un artículo reciente, científicos con posdoctorados optaron por emigrar o ya lo hicieron, en un reflejo sintomático del deterioro.
Voces del sector en estado de alerta
Ante estas decisiones oficiales, la Federación de Docentes Universitarios (FEDUN) emitió un comunicado contundente: “La eliminación de investigaciones sobre cambio climático, ciencias sociales y divulgación representa un retroceso grave en el desarrollo sostenible del país”.
En redes, la científica Nora Bär resumió el clamor en una publicación convertida en bandera para el sector: “Repudio total a la Resolución 10/2025 que elimina investigaciones científicas clave. Llamado urgente a la comunidad científica y ciudadana para movilizarse en defensa de la ciencia y la educación pública.”
El costo del equilibrio fiscal
El Gobierno justifica los recortes señalando la necesidad de restablecer el equilibrio fiscal. Al no aprobarse el Presupuesto 2025 en el Congreso, se prorrogaron las partidas anteriores, lo que convalidó un nuevo ajuste del 27–30 % en ciencia, incluso cuando las circunstancias económicas ya habían erosionado el poder adquisitivo del sistema.
Conclusión: conocimiento en jaque
La decisión oficial no es solo un recorte, sino una redefinición de qué sirve para el país: solo lo que devenga económicamente es considerado relevante. La ciencia que dialoga, interpela y construye sentido crítico ha sido opacada por la lógica inmediata del mercado.
En 2025, Argentina parece estar apostando por una ciencia instrumental y corta de vista, en lugar de sostener una institucionalidad que motive el pensamiento plural, la innovación social y la formación de pensamiento propio. El desafío queda planteado con crudeza: ¿podrá la comunidad científica y académica revertir este trajinado rumbo, o avanzaremos hacia un “cientificidio” lento pero irreversible?
