Los Agentes de Tránsito de la Ciudad de Buenos Aires están siempre presentes: trabajan 24/7 los 365 días del año, recorriendo los barrios y ayudando a mantener el orden y la seguridad vial. Y si hay algo clave para lograr esto, son los controles de alcoholemia, que forman parte del objetivo del Gobierno porteño de reducir a cero las víctimas fatales por siniestros viales.
¿Por qué es tan importante esto? Porque el alcohol al volante es una de las principales causas de accidentes de tránsito. Y muchas veces, incluso sin que uno se sienta «borracho», manejar con alcohol en sangre puede disminuir los reflejos, la concentración o la percepción del riesgo. Por eso, los controles buscan prevenir más que castigar.
¿Cómo funcionan estos controles?
Cuando te detienen en un control, lo primero que hacen es pedirte la documentación obligatoria para circular (licencia, seguro, VTV, etc.). Después viene la parte del test, que se hace con dispositivos seguros, estériles y descartables, así que tranquilo, no es nada invasivo ni molesto.
La prueba se hace en dos pasos:
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Primero, soplás en un aparato llamado alómetro, que simplemente detecta si hay o no alcohol en sangre. No dice cuánto, solo indica si hay presencia o no.
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Si da positivo, es decir, si detecta alcohol, se hace una segunda prueba más precisa con un alcoholímetro, que mide exactamente cuánta cantidad de alcohol tenés en sangre.
Y ahí es cuando entra en juego el tipo de conductor que sos, porque los límites permitidos varían según cada caso:
¿Cuáles son los límites de alcohol en sangre?
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Conductores particulares: el límite es de 0.5 gramos por litro.
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Motociclistas: 0.2 gramos por litro.
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Conductores profesionales, de pasajeros, de carga o principiantes: cero alcohol. O sea, no pueden tener ni una gota.
¿Qué pasa si superás los límites?
Dependiendo del resultado, pueden aplicarte dos tipos de sanciones:
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Si el dosaje está por debajo de 1.0 g/l, pero supera el límite permitido, te hacen un Acta de Comprobación (Art. 5.4.4 de la Ley 2.148).
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Si el dosaje es igual o superior a 1.0 g/l, sin importar el tipo de conductor, se te hace un Acta Contravencional (Art. 131 de la Ley 1.472 del Código Contravencional), que es más grave.
En todos los casos donde se supere el límite, se retira el vehículo y también se retiene la licencia de conducir. Es decir, no te podés ir manejando a tu casa.
Y ojo: negarse a hacer el test también es una infracción, con las mismas consecuencias que dar positivo.
¿Cómo se resuelve una infracción?
Si te hicieron un acta y te retuvieron la licencia o el vehículo, no te preocupes: hay pasos para resolverlo. Podés consultar toda la información y los requisitos en el sitio oficial:
– buenosaires.gob.ar/tramites/resolucion-de-infraccion-por-retencion-de-licencia-o-vehiculo
Un mensaje clave
Estos controles no son solo para «atrapar» infractores. Buscan crear conciencia y salvar vidas. Porque manejar sobrio es una de las decisiones más responsables que podés tomar. La seguridad vial depende de todos, y cada elección cuenta.
Así que ya sabés: si vas a manejar, no tomes alcohol. Es la forma más simple de evitar problemas y contribuir a una Ciudad más segura, para vos y para todos.
