El 1º de febrero se llevará a cabo una marcha histórica en defensa de los derechos de la comunidad LGBT y los feminismos, en un acto de resistencia ante las declaraciones del presidente Javier Milei en el Foro de Davos. En un clima de creciente tensión, miles de personas se reunieron el pasado 26 de enero en el Parque Lezama de la Ciudad de Buenos Aires, un lugar emblemático de la lucha por los derechos humanos, para expresar su rechazo al discurso del mandatario, que ha desatado una ola de odio hacia los sectores más vulnerables de la sociedad.
La asamblea, autoconvocada por diversos colectivos sociales, no solo movilizó a miembros de la comunidad LGBT y feminista, sino que también reunió a organizaciones de izquierda, de trabajadores, movimientos sociales y asambleas barriales, sumando a quienes han sido históricamente oprimidos por las políticas del gobierno. A través de una movilización que busca visibilizar las injusticias sociales, se dio forma a un proyecto de unidad popular que tendrá su gran culminación en la marcha prevista para el próximo sábado, una convocatoria que promete resonar en todo el país.
El inicio de una lucha: La convocatoria a la unidad
La tarde comenzó con una consigna clara: «Aplaudámonos entre nosotres», una frase que marcó el tono de lo que sería una jornada de encuentro y reflexión. En menos de 48 horas después de las polémicas declaraciones de Milei en el Foro Económico Mundial de Davos, miles de personas se reunieron espontáneamente en el Parque Lezama para rechazar su discurso, que no solo fue considerado como una amenaza a los derechos ya conquistados, sino como una manifestación de odio hacia las diversidades y las feminidades.
En un contexto de creciente polarización política, la convocatoria a la marcha del Orgullo Antifascista y Antiracista surgió como una respuesta ante lo que los organizadores consideran un ataque directo a las libertades individuales y a los derechos humanos. A medida que la asamblea avanzaba, las consignas de lucha se entrelazaban con un llamado claro a la unidad: “No pasaran”, decían los presentes, haciendo referencia a la resistencia histórica ante el avance de la intolerancia y el autoritarismo.
La escalada de violencia verbal de Milei
Las palabras de Javier Milei en Davos fueron el detonante que encendió la llama de la indignación. En su intervención, el presidente argentino sembró de manera explícita la semilla del odio, señalando a la comunidad LGBT y a los feminismos como sus principales enemigos ideológicos. En su discurso, que muchos consideran como una declaración de guerra cultural, se mostró explícitamente contrario a los avances en derechos conquistados por la diversidad sexual y las mujeres.
El impacto de sus palabras fue inmediato, y a tan solo días de la intervención presidencial, comenzaron a organizarse protestas en diversas partes del país. Fue en este contexto que surgió la propuesta de una marcha federal que, según los organizadores, no solo busca rechazar la retórica destructiva del gobierno, sino también defender la dignidad y los derechos de aquellos sectores sociales que históricamente han sido vulnerados.
El Parque Lezama como punto de encuentro
El Parque Lezama, un símbolo de lucha política y social en la Ciudad de Buenos Aires, fue el epicentro de esta convocatoria. En un lugar históricamente asociado con luchas por la igualdad y la justicia, los organizadores trazaron un paralelismo entre la situación actual y los eventos de 1985, cuando, en el mismo espacio, se llevó a cabo un volanteo por el “Día de la Liberación Gay” y el “Día Internacional de la Dignidad Homosexual”. Esta referencia histórica subraya la importancia de la memoria colectiva en la construcción de una resistencia efectiva frente a las políticas que amenazan con borrar los avances conseguidos.
Como parte de la asamblea, diversos sectores del movimiento LGBT, feminista, y de derechos humanos se hicieron escuchar a través de intervenciones que resonaron profundamente en los asistentes. A través de micrófonos, las voces no solo pidieron resistencia, sino que también convocaron a una acción colectiva que trasciende los límites de la ciudad de Buenos Aires.
Llamado a la Marcha Federal del Orgullo Antifascista
A lo largo de la asamblea, la idea de una marcha federal fue tomando forma. Con un llamado que se extendió más allá de la capital, se acordó que la gran movilización partiría desde la Plaza de los Dos Congresos hasta la emblemática Plaza de Mayo, lugar simbólico de la historia argentina. Esta marcha será un acto de resistencia en defensa de los derechos de la comunidad LGBT y de todos los sectores sociales que han sido atacados por las políticas neoliberales del gobierno de Milei.
Los organizadores enfatizaron que la marcha será antifascista y antiracista, abriendo el camino para una alianza de los sectores más oprimidos que ven amenazados sus derechos fundamentales. Como indicó uno de los referentes del colectivo LGBT: “Las políticas de Milei no solo atacan a la comunidad LGBT, sino también a los migrantes, los trabajadores de la cultura, las organizaciones de memoria, las feministas, las personas con discapacidad y a todos los que luchan por la justicia social”.
La participación de sectores diversos
La convocatoria a la marcha no solo reunió a organizaciones LGBT y feministas, sino también a una amplia diversidad de sectores sociales, incluidos los movimientos de trabajadores, de mujeres, de migrantes, de estudiantes y de grupos de derechos humanos. Entre los participantes, se destacó la presencia de figuras de la militancia travesti y trans, quienes marcaron la importancia de que la marcha sea encabezada por estas personas, que históricamente han sido las más vulneradas dentro de la comunidad LGBT.
Lara María Bertolini, activista travesti, destacó en su intervención que “los golpes no borrarán la alegría de ser quienes somos”, resaltando la importancia de la visibilidad de las identidades trans y travestis en la lucha contra las políticas del gobierno. La dirigente feminista Georgina Orellano, en su intervención, también subrayó la necesidad de defender la Ley de Identidad de Género, recordando que la policía sigue sin reconocer la identidad de género de las personas trans, especialmente en situaciones de vulnerabilidad.
La resistencia frente al avance del autoritarismo
El acto en el Parque Lezama no solo fue una respuesta a las amenazas de Milei, sino también un acto de resistencia frente al autoritarismo que se está consolidando a nivel global. Como señalaba Alejandra Rodríguez, integrante del Colectivo Yo No Fui, “las derechas globales están organizando sus poderes a través de la financiarización de la vida y de los capitales concentrados”, utilizando la democracia solo como una fachada para imponer políticas neoliberales que concentran el poder en manos de unos pocos.
Por su parte, la artista trans Susy Shock enfatizó la necesidad de una respuesta organizada frente a este avance autoritario. “La voz trans y feminista debe ser el núcleo de una nueva unidad frente a este gobierno violento”, afirmó, haciendo un llamado a la construcción de una resistencia firme y organizada.
Conclusión: Un grito colectivo contra la violencia y el odio
La Marcha Federal del Orgullo Antifascista no es solo una manifestación contra el discurso de odio de Javier Milei, sino una muestra de la unidad de los sectores más oprimidos de la sociedad argentina. La convocatoria de este 1º de febrero será un hito en la historia de las luchas sociales del país, un grito colectivo contra la violencia y el autoritarismo que amenaza con destruir todo lo ganado a lo largo de décadas de lucha por la igualdad y los derechos humanos.
La calle será, una vez más, el escenario de una resistencia que no se detiene, que se articula a través de la solidaridad y la memoria histórica. Como bien dijeron los presentes en el Parque Lezama: “Al closet no volvemos nunca más”. La lucha continúa.
