El impacto de la recesión económica y del aumento de las importaciones comienza a sentirse con fuerza en el corazón de la industria nacional de electrodomésticos. Dos de las principales compañías del rubro, Electrolux y Mabe, se vieron obligadas a adoptar medidas drásticas para enfrentar la caída de ventas y la acumulación de stock, afectando en conjunto a más de seiscientos trabajadores en distintas plantas del país. Las decisiones tomadas por ambas firmas —que incluyen suspensiones, reorganización de tareas y ofrecimientos de retiros voluntarios— reflejan la gravedad del momento que atraviesa la producción de artefactos para el hogar en la Argentina.

Electrolux prolonga las suspensiones en Rosario

En la ciudad de Rosario, la multinacional sueca Electrolux, dedicada principalmente a la fabricación de línea blanca, decidió prorrogar el esquema de suspensiones rotativas que viene aplicando desde hace varios meses y que involucra a unos cuatrocientos operarios. La extensión del régimen, acordada con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), se mantendrá vigente hasta el 31 de diciembre, con el objetivo de evitar despidos masivos mientras la empresa atraviesa un escenario de ventas en fuerte retroceso.

De acuerdo con fuentes sindicales, la planta se encuentra trabajando con un nivel mínimo de actividad, debido a la abrupta caída del consumo interno y al aumento de los costos de producción. El acuerdo entre la compañía y el gremio prevé una reducción proporcional de los salarios, aunque garantiza la preservación de los puestos de trabajo y el mantenimiento del vínculo laboral.

Desde la UOM explicaron que la prioridad es sostener el empleo en un contexto sumamente delicado para la industria metalúrgica y advirtieron que la paralización de la demanda repercute también sobre la cadena de proveedores, compuesta en su mayoría por pequeñas y medianas empresas locales. En la planta rosarina, la producción ya se había ralentizado desde mediados de año, cuando comenzaron a acumularse los inventarios en los depósitos ante la falta de nuevos pedidos por parte de los grandes comercios y cadenas de distribución.

Mabe reorganiza su estructura y reduce personal

Una situación similar atraviesa Mabe, la compañía de origen mexicano con fuerte presencia en el mercado argentino. El 31 de octubre, la empresa anunció una reorganización integral de sus operaciones en la provincia de Córdoba, medida que impacta en más de doscientos empleados. El plan contempla concentrar la producción en dos polos industriales: la planta de Luque, donde se ensamblan lavarropas, secarropas y cocinas, y el centro de Río Segundo, que a partir de ahora quedará destinado a tareas de control de calidad, servicios y almacenamiento.

La fábrica de San Luis, dedicada a la producción de heladeras, continuará funcionando, aunque con un nivel de utilización de apenas 60 % de su capacidad instalada, según detalló la empresa. En un comunicado oficial, Mabe explicó que la medida busca preservar las cadenas de valor locales y reforzar la competitividad frente a un mercado cada vez más abierto a las importaciones, donde los productos extranjeros ingresan a precios que resultan difíciles de igualar.

La compañía también subrayó que recientemente concretó una inversión de 25 millones de dólares en su planta de Luque, como parte de un esfuerzo por modernizar su línea de producción y sostener el empleo en el país. Sin embargo, reconoció que las adaptaciones organizativas son inevitables frente a la combinación de demanda en caída y costos internos crecientes.

El gerente de Relaciones Institucionales de Mabe, Alejandro Iglesias, explicó que las plantas cordobesas venían operando al 50 % de su capacidad, lo que hizo imprescindible centralizar las operaciones para optimizar recursos y reducir gastos logísticos. Indicó además que, de los 250 trabajadores de Río Segundo, alrededor de 30 aceptaron retiros voluntarios con una compensación superior a la indemnización legal, mientras que al resto se le ofreció la posibilidad de trasladarse a Luque —a unos 60 kilómetros— con transporte provisto por la empresa. Para quienes rechazaran la reubicación, se propuso un acuerdo de desvinculación equivalente al 110 % de la indemnización.

Esta reconfiguración, reconoció Iglesias, modificará el mapa industrial de Mabe en Argentina y constituye un golpe más al ya castigado empleo fabril en Córdoba. El directivo advirtió, además, que la competencia de productos importados a valores significativamente más bajos obliga a las empresas locales a replantear su estrategia de supervivencia. “El mercado está totalmente desbalanceado —dijo—. Hacemos todo lo posible por mantener la producción nacional, pero resulta muy difícil competir con precios subsidiados en origen”.

Un sector en retroceso

La crisis que afecta a Electrolux y Mabe no es un hecho aislado. En todo el país, el sector de electrodomésticos enfrenta un escenario de parálisis generalizada. Según estimaciones empresarias, la mayoría de las plantas trabajan entre 50 y 60 % de su capacidad, lo que obliga a reducir turnos, suspender personal o adelantar vacaciones. Algunas firmas, para no perder presencia comercial, comenzaron a importar parte de sus productos, sacrificando producción local para mantener sus espacios en góndolas y su relación con las cadenas minoristas.

Empresarios del rubro aseguran que las ventas se encuentran en niveles mínimos históricos y que resulta “imposible competir” con productos provenientes de Asia o de Brasil, que llegan al país con precios más bajos y, en muchos casos, subvencionados por sus gobiernos de origen. Las pymes proveedoras de piezas y servicios, que dependen directamente de las grandes ensambladoras, también están sufriendo los efectos de la recesión, aplicando recortes de personal o adelantando licencias ante la caída de encargos.

Reclamos y perspectivas

En este contexto, las cámaras empresarias del sector advierten que, de mantenerse la tendencia actual, la industria podría alcanzar hacia fin de año su nivel más bajo de actividad en más de una década. Con fábricas semi-paradas, suspensiones extendidas y despidos encubiertos bajo acuerdos voluntarios, los industriales reclaman políticas activas que incentiven la producción nacional, estimulen el consumo interno y protejan el empleo formal.

A sólo dos meses de cerrar el año, el panorama sigue siendo incierto. Las empresas se debaten entre mantener sus líneas de producción abiertas a pérdida o recortar personal para sobrevivir. Mientras tanto, el sector advierte que, sin una política que priorice el mercado interno y la producción argentina, la apertura indiscriminada a las importaciones podría dejar a la industria de electrodomésticos en una situación crítica, similar a la que se vivió en los años de mayor desindustrialización.

noviembre 6, 2025