La motosierra y su impacto: ventas en caída libre, consumo paralizado y un futuro incierto para los pequeños comerciantes

A seis meses del inicio de la gestión del presidente Javier Milei, los efectos del llamado “plan motosierra” comienzan a sentirse con intensidad en todos los sectores de la economía, pero particularmente entre las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), que constituyen el motor del empleo y del entramado productivo del país.

Según el último informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas en los comercios PyME registraron en mayo una caída interanual del 7,3%, repitiendo la misma contracción que se había observado en abril. Esta baja persistente configura un escenario preocupante, ya que acumula un retroceso del 16,2% en los primeros cinco meses del año, reflejo de una recesión que se profundiza y golpea de lleno al consumo popular.

Estos números surgen del relevamiento mensual del Índice de Ventas Minoristas PyMEs que la CAME publica habitualmente, y que esta vez dibuja un panorama alarmante para la economía real, esa que ocurre lejos de los gráficos de la macroeconomía y que se mide en el día a día de los almacenes, las ferreterías, las farmacias y los restaurantes de barrio.

El ajuste que se siente en la calle: menos ventas, más costos, rentabilidad en picada

La caída en las ventas no es un fenómeno aislado ni una consecuencia meramente estacional. Por el contrario, responde a una combinación letal para el pequeño comercio: la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores, el aumento de los costos fijos (alquileres, tarifas de servicios públicos, combustibles y salarios) y una inflación que, aunque desacelerada en su ritmo mensual, continúa siendo acumulativamente devastadora.

Según el informe de la CAME, “la falta de ventas fue el principal reclamo de la mayoría de los comercios encuestados”. De hecho, casi siete de cada diez PyMEs señalaron que ese fue el principal problema durante mayo. Otros dos factores críticos fueron los altos costos logísticos y los crecientes problemas de cobranza: muchos clientes directamente ya no pagan a tiempo, o no pueden hacerlo, lo que asfixia financieramente a las empresas más pequeñas.

El informe también remarca que, si bien en mayo hubo una cierta estabilidad en los precios minoristas, esto no implicó una mejora en la rentabilidad. Por el contrario, los costos operativos continuaron en alza. “Los precios de la energía, los combustibles, los alquileres y los salarios subieron y eso golpea directamente los márgenes”, explica el documento. El resultado es una ecuación cada vez más inviable para miles de pequeños comerciantes.

Sectores en crisis: sólo un puñado resiste, el resto en caída libre

De los siete rubros comerciales relevados por la CAME, apenas dos lograron escapar, al menos temporalmente, de la tendencia general negativa. El más destacado fue el sector de textiles y prendas de vestir, que registró un crecimiento del 14,1% interanual en mayo y acumula una suba del 7,6% en los primeros cinco meses de 2024. También el rubro de calzado y marroquinería logró una leve mejora mensual (0,4%), aunque en el acumulado del año todavía muestra una caída del 9,9%.

El resto de los sectores, sin excepción, sufrió bajas considerables:

  • Alimentos y bebidas: caída del 9,4% interanual en mayo, con una contracción acumulada del 20,9% en lo que va del año.

  • Bazar, decoración, textiles para el hogar y muebles: bajaron un 10,6% interanual en mayo, y acumulan una caída del 16,2%.

  • Materiales para la construcción, electricidad y ferretería: retroceso del 7,8% interanual en mayo y una baja del 19,6% en cinco meses.

  • Perfumería: desplome del 27,8% en mayo y del 30,4% en lo que va del año.

  • Artículos farmacéuticos: uno de los sectores más golpeados, con una baja del 20,3% en mayo y una caída acumulada del 29,1%.

El derrumbe en este último rubro resulta particularmente preocupante, ya que evidencia que incluso la compra de medicamentos esenciales está siendo postergada o directamente evitada por amplios sectores de la población. “La gente se está salteando tratamientos, incluso medicamentos recetados”, señala el informe, lo que refleja una situación social extremadamente delicada.

Recesión profunda: señales preocupantes desde el sector productivo

Las estadísticas de la CAME no son las únicas que alertan sobre el mal momento de las PyMEs. Otro estudio, esta vez elaborado por Industriales Pymes Argentinos (IPA), aportó datos todavía más sombríos: el 69% de las pequeñas y medianas industrias califican su situación actual como “mala” o “muy mala”, y una amplia mayoría prevé que el panorama empeorará aún más en los próximos 12 meses si no hay un cambio de rumbo en las políticas económicas.

El trabajo del IPA también revela un aumento de la capacidad ociosa, cierre de líneas de producción, y una tendencia creciente a la reducción de personal o suspensión de empleados. La falta de ventas y el encarecimiento del crédito, sumado a la pérdida de confianza generalizada, están llevando a muchas PyMEs al límite.

Gastronomía en rojo: caída del 30% y cierres definitivos

Uno de los sectores más perjudicados por la caída del consumo es el gastronómico. Según Ariel Amoroso, expresidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC) de la Ciudad de Buenos Aires, el consumo en restaurantes cayó un 30% interanual en mayo, comparado con el mismo mes de 2023. “Abril fue duro y en mayo la demanda siguió cayendo”, explicó.

Pablo Bangardino, gerente de un restaurante porteño, coincidió en que las caídas de facturación oscilan entre el 20% y el 30%, pero advirtió que hay casos aún peores. “Algunos locales no pudieron sostenerse y directamente cerraron sus puertas”, señaló. Estos cierres no solo implican la pérdida de inversiones, sino también de fuentes de trabajo.

Las PyMEs, en la cuerda floja

Las pequeñas y medianas empresas representan más del 70% del empleo privado en la Argentina. Son actores clave en la economía nacional, especialmente fuera del área metropolitana. Por eso, su fragilidad actual no es sólo una mala noticia para los empresarios del sector, sino una amenaza real para la estabilidad social y el desarrollo económico del país.

El plan económico del gobierno, centrado en el orden fiscal, la liberalización de precios y la reducción del déficit, aún no ha mostrado resultados positivos en términos de reactivación. Mientras tanto, los efectos de la motosierra —es decir, el recorte generalizado del gasto público, la reducción de subsidios y la falta de estímulos al mercado interno— se traducen en menos consumo, menos producción y, en muchos casos, el cierre de empresas.

Conclusión: señales de alerta que exigen respuestas

El panorama que se desprende de los informes de CAME, IPA y la Cámara Argentina de Comercio y Servicios es claro: el consumo interno está en su punto más bajo en años, las PyMEs están operando al límite de sus posibilidades y el futuro, lejos de mostrar signos de recuperación, aparece como aún más complejo.

Ante este escenario, muchos se preguntan si el gobierno podrá —y querrá— modificar su estrategia económica para evitar un colapso mayor del entramado productivo nacional. Mientras tanto, los comerciantes, industriales y emprendedores luchan por sostener sus negocios, mantener a sus empleados y sobrevivir en un contexto cada vez más adverso.

junio 11, 2024