Durante los festejos de Nochebuena y Navidad, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires llevó adelante un amplio operativo de controles de alcoholemia en distintos puntos estratégicos del territorio porteño. Como resultado de este despliegue, se registró una baja considerable en la cantidad de conductores que dieron positivo en comparación con el mismo período del año anterior.
Según un informe oficial al que tuvo acceso la Agencia Noticias Argentinas, se realizaron un total de 5.394 testeos de alcoholemia en más de 30 puestos de control distribuidos en zonas clave de circulación. De ese total, solo 30 conductores superaron los límites de alcohol permitidos, motivo por el cual se procedió a la retención inmediata de sus licencias de conducir y al acarreo de los vehículos.
Los datos revelan que la tasa de positividad fue del 0,47%, lo que representa una reducción significativa si se la compara con la Navidad del año pasado, cuando se habían efectuado 5.399 controles y la proporción de resultados positivos había alcanzado el 0,83%. Desde el Ejecutivo porteño destacaron esta disminución como una señal alentadora en materia de concientización vial y prevención de siniestros.
En la Ciudad de Buenos Aires rigen distintos límites de alcoholemia según el tipo de conductor. Para quienes manejan automóviles particulares, el máximo permitido es de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre, mientras que para los motociclistas el límite es de 0,2 g/l. En el caso de los acompañantes de motociclistas, se tolera hasta 0,5 g/l, y para los conductores principiantes y profesionales el nivel permitido es cero alcohol.
Del total de infractores detectados durante los operativos navideños, 11 conductores presentaron niveles superiores a 1 g/l, mientras que los 19 restantes registraron valores que oscilaron entre 0,5 y 0,99 g/l. El dosaje más alto detectado durante los controles fue de 1,74 g/l, una cifra considerada de alto riesgo para la seguridad vial.
Las autoridades recordaron que en la Ciudad uno de cada cinco siniestros viales fatales está vinculado al consumo de alcohol, razón por la cual, durante fechas festivas como Navidad y Año Nuevo, se refuerzan los controles preventivos que se realizan habitualmente a lo largo del año en las 15 comunas porteñas.
En lo que va del año, el Gobierno de la Ciudad efectuó más de 470.000 controles de alcoholemia, con una tasa promedio de positividad del 0,97%. Como consecuencia de estas infracciones, se retuvieron alrededor de 4.300 licencias de conducir, en el marco de una política integral de seguridad vial impulsada por la actual gestión.
Parte de los operativos estuvo a cargo de personal del Ministerio de Movilidad e Infraestructura y se desarrolló mediante la metodología conocida como “embudo”, que obliga a los vehículos a circular a baja velocidad, mejora la visibilidad del control y aumenta la seguridad tanto de los agentes como de los conductores. Este procedimiento es un estándar recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para controles de tránsito.
Los controles se complementan con un régimen de sanciones severas para quienes conducen bajo los efectos del alcohol. En todos los casos en los que se superan los límites permitidos, el conductor queda inhabilitado para manejar por un período mínimo de dos meses, se le retiene la licencia y el vehículo es remitido al playón correspondiente. Además, no está permitido ceder el volante a otra persona en el lugar del control.
Para regularizar su situación, los infractores deben presentarse ante la Dirección General de Administración de Infracciones o ante la Justicia contravencional, según corresponda al nivel de alcohol detectado. Además del pago de la multa, es obligatorio asistir a un taller de educación vial de ocho horas, dividido en dos jornadas de cuatro horas cada una.
En cuanto a las penalidades económicas y administrativas, las sanciones varían según el grado de alcoholemia. Para quienes registran entre 0,5 y 1 g/l, la multa va desde $119.776,50 hasta $798.510, junto con una inhabilitación de la licencia de dos a cuatro meses. En caso de aprobar el curso de educación vial y tratarse de la primera infracción, el período de inhabilitación puede reducirse a la mitad.
Para los conductores con niveles de 1 g/l o más, las multas oscilan entre $239.553 y $1.597.020, o bien pueden incluir entre uno y diez días de arresto, además de una inhabilitación para conducir que va de cuatro meses a dos años, sin posibilidad de dejarla en suspenso. También en este caso, si es la primera contravención y se aprueba el curso correspondiente, el plazo puede reducirse parcialmente.
Finalmente, las autoridades recordaron que negarse a realizar un control de alcoholemia constituye una falta grave, sancionada con una multa de $798.510, además del remolque del vehículo, reforzando así el mensaje de tolerancia cero frente a conductas que ponen en riesgo la vida propia y la de terceros.
