Cada 7 de julio, la Argentina celebra el Día de la Conservación del Suelo, una jornada que busca generar conciencia sobre la importancia de proteger uno de los recursos más vitales y a la vez más amenazados del planeta: el suelo. Esta fecha se conmemora desde 1963 en homenaje al Dr. Hugh Hammond Bennett, científico estadounidense y pionero en el estudio y la defensa del suelo como recurso natural esencial para la vida.

Bennett, considerado el padre de la conservación del suelo, lideró en Estados Unidos el movimiento que, durante la década de 1930, respondió a las devastadoras tormentas de polvo conocidas como “Dust Bowl”, que afectaron a millones de hectáreas de tierras agrícolas. Su trabajo fue fundamental para sentar las bases de la gestión sostenible del suelo a nivel mundial, y su legado traspasó fronteras. Argentina, con una fuerte tradición agrícola, adoptó esta fecha en reconocimiento a la necesidad de proteger los suelos para garantizar el futuro de su producción y el equilibrio ambiental.

Un recurso invisible, pero esencial

El suelo es mucho más que tierra. Es un sistema vivo y dinámico que cumple funciones clave: sostiene la biodiversidad, regula el ciclo del agua, captura carbono y permite la producción de alimentos. Sin embargo, está cada vez más amenazado por la erosión, la contaminación, la compactación y el uso intensivo. Según la FAO, se estima que el 33% de los suelos del mundo están degradados, y el ritmo de deterioro avanza más rápido que las acciones de recuperación.

En Argentina, la problemática no es ajena. El país cuenta con vastas regiones de suelos fértiles –como la región pampeana– que han sido históricamente la base del desarrollo agroindustrial. Sin embargo, décadas de agricultura intensiva, deforestación y prácticas no sustentables han provocado procesos de degradación y pérdida de nutrientes en amplias zonas del territorio nacional.

Conciencia y acción desde la ciencia y la política

En este contexto, cada 7 de julio representa una oportunidad para visibilizar los desafíos que enfrenta la conservación del suelo, pero también para destacar las iniciativas que están en marcha. El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), universidades, organismos públicos y asociaciones de productores promueven desde hace años el uso de buenas prácticas agrícolas (BPA), la rotación de cultivos, el uso responsable de agroquímicos, la siembra directa y otras técnicas orientadas a preservar la salud del suelo.

“Conservar el suelo no es solo una cuestión productiva, es una responsabilidad ambiental y ética. Lo que hagamos hoy determinará si las próximas generaciones podrán vivir en un planeta habitable”, afirmó en diálogo con la prensa la ingeniera agrónoma Marta del Campo, especialista en manejo de suelos del INTA Balcarce. “El suelo tarda cientos o miles de años en formarse, pero puede degradarse en apenas una década si no lo cuidamos adecuadamente”, agregó.

En el plano legislativo, existen normativas provinciales que regulan el uso del suelo y promueven prácticas conservacionistas, aunque especialistas coinciden en que aún falta una ley nacional integral que aborde el tema desde una perspectiva sistémica y federal.

Educación ambiental y rol ciudadano

Más allá del sector productivo, el Día de la Conservación del Suelo también busca interpelar a la ciudadanía. Escuelas, clubes, ONG y municipios organizan charlas, jornadas de reforestación y actividades pedagógicas para explicar a niños, jóvenes y adultos por qué es necesario cuidar el suelo.
“El suelo no se ve, pero está en todo lo que consumimos: en el pan que comemos, en el algodón de nuestra ropa, en los árboles que filtran el aire. Educar en esta conciencia es fundamental para construir una sociedad más sostenible”, expresó Laura Aranda, docente de Ciencias Naturales en una escuela rural de Córdoba, que cada año organiza actividades escolares en esta fecha.

Mirar al futuro con responsabilidad

El cambio climático, la presión demográfica y la necesidad de producir más alimentos exigen una nueva mirada sobre el uso del suelo. Organismos internacionales como la FAO y la ONU han instado a los países a incluir la conservación del suelo en sus políticas de desarrollo sostenible. En Argentina, donde el agro representa una de las principales fuentes de ingreso y exportación, el desafío es grande: producir sin destruir, crecer sin agotar.

En este 7 de julio, el llamado es claro: no hay seguridad alimentaria sin suelos sanos. Y no hay suelos sanos sin decisiones políticas, compromiso científico y acción ciudadana. El legado del Dr. Hugh Hammond Bennett continúa vigente en cada campaña de conservación, en cada ensayo técnico, en cada estudiante que aprende que el suelo no es un recurso infinito.

Cuidar el suelo es cuidar la vida. Y esa tarea comienza con reconocer su valor.

julio 7, 2025