Como cada año, hoy se celebra en todo el país el Día de la Empanada, una jornada que rinde homenaje a uno de los platos más representativos, queridos y versátiles de la cocina argentina. Desde los puestos callejeros hasta los menús gourmet, la empanada ocupa un lugar privilegiado en la mesa nacional, uniendo tradiciones, regiones y generaciones.
La empanada no es solo un alimento: es un símbolo cultural. Su aroma inconfundible evoca reuniones familiares, festejos patrios, celebraciones populares y domingos en casa. En cada provincia, cada pueblo e incluso cada hogar, la empanada adopta una identidad propia, con ingredientes, técnicas y condimentos que reflejan la historia y la geografía del país.
Un plato con historia
Aunque el origen de la empanada se remonta a la gastronomía árabe —donde se preparaban masas rellenas similares, conocidas como «sambousek»— y su presencia se expandió por Europa a través de España, fue en América Latina, y especialmente en Argentina, donde encontró su expresión más diversa y característica.
Desde la época colonial, la empanada fue ganando protagonismo en el Río de la Plata. Su practicidad para ser transportada, su facilidad de preparación en grandes cantidades y su capacidad de conservarse bien sin necesidad de refrigeración la convirtieron en un alimento ideal para los trabajadores rurales y los viajeros. Con el tiempo, su popularidad se consolidó en todos los ámbitos sociales y se convirtió en un ícono gastronómico nacional.
Tantas empanadas como provincias
Uno de los aspectos más fascinantes de la empanada argentina es su diversidad regional. Cada provincia defiende con orgullo su versión, y las discusiones sobre cuál es “la mejor empanada del país” suelen ser tan apasionadas como las que giran en torno al fútbol o al asado.
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Salta y Jujuy preparan empanadas pequeñas, jugosas, con carne cortada a cuchillo, papa, cebolla y a veces huevo o arvejas. Tradicionalmente se cocinan en horno de barro y se acompañan con una salsa picante.
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Tucumán, considerada por muchos la «cuna de la empanada», tiene su propia fiesta nacional. Su versión lleva carne vacuna cortada a cuchillo, cebolla abundante y ají molido. La empanada tucumana es tan emblemática que incluso tiene su Denominación de Origen.
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En Santiago del Estero, suelen llevar grasa de pella, huevo y pasas de uva, con una masa más gruesa y firme.
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En Córdoba, se incorporan aceitunas, azúcar y pasas, logrando una combinación de dulce y salado muy particular.
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En Cuyo, especialmente en Mendoza y San Juan, hay versiones con carne, cebolla, aceitunas y condimentos marcados como el comino y el pimentón.
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En la Patagonia, además de las tradicionales, se pueden encontrar empanadas de cordero, trucha o mariscos, aprovechando los productos locales.
Además, hay versiones fritas o al horno, con tapas caseras o industriales, y hoy en día también se han popularizado opciones vegetarianas, veganas, de humita, de espinaca con salsa blanca, capresse, jamón y queso, e incluso dulces.
Un día para compartir
El Día de la Empanada es la excusa perfecta para honrar esta tradición culinaria, pero también para compartir, reunirse y celebrar la identidad argentina a través del sabor. En todo el país, panaderías, restaurantes, ferias gastronómicas y emprendimientos familiares ofrecen promociones, degustaciones, concursos de empanadas caseras y hasta talleres de preparación.
En Tucumán, por ejemplo, se realiza cada año el «Festival de la Empanada», en la localidad de Famaillá, donde cocineras y cocineros compiten por el título de la «Mejor empanada del país». En otras provincias también se organizan encuentros, tanto en espacios públicos como en centros culturales y escuelas, donde se enseña a preparar empanadas como parte del rescate de tradiciones populares.
En redes sociales, el hashtag #DíaDeLaEmpanada se vuelve tendencia, con miles de personas compartiendo fotos, recetas, anécdotas familiares y discusiones amistosas sobre cuál es la empanada «más auténtica».
Más que una comida: una tradición viva
La empanada ha logrado algo que pocos platos consiguen: trascender el tiempo y el espacio. Es parte del menú escolar, de las viandas obreras, de los cumpleaños, de las noches con amigos y de los actos patrios. Aparece en los picnics, en las canchas de fútbol, en los aviones, en los almuerzos exprés y en las fiestas populares.
Además, ha sido reconocida internacionalmente como una joya de la gastronomía argentina. En muchas ciudades del mundo, restaurantes de cocina criolla o latinoamericana ofrecen empanadas como carta de presentación de la cocina nacional. Y en cada comunidad argentina en el exterior, no falta quien, con nostalgia y orgullo, hornee empanadas como puente con su tierra natal.
Una receta que une
En tiempos donde el vértigo cotidiano y la tecnología parecen despersonalizar los vínculos, la empanada sigue siendo un símbolo de reunión, identidad y sabor compartido. Prepararla en casa, con masa amasada y relleno casero, sigue siendo una tradición viva en miles de hogares, donde se transmite de generación en generación, como un legado sabroso y afectivo.
En este Día de la Empanada, la invitación no es solo a saborear una buena pieza de masa rellena, sino también a reconocer en ella la historia, la diversidad y la calidez de la cultura argentina. Porque pocas cosas unen tanto como una empanada caliente, recién salida del horno, y compartida con alguien querido.
Feliz Día de la Empanada, Argentina. Que no falte el chimichurri… ni las servilletas.