Cada 17 de septiembre en Argentina se conmemora el Día del Profesor, una fecha destinada a rendir homenaje a quienes dedican su vida a la enseñanza en los niveles medio y superior. Aunque muchas veces se la confunde con el Día del Maestro, que se celebra el 11 de septiembre en recuerdo del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, esta efeméride tiene un origen distinto, ligado a la figura de otro gran pensador y educador argentino: José Manuel Estrada.

¿Quién fue José Manuel Estrada?

José Manuel Estrada nació en la ciudad de Buenos Aires el 13 de julio de 1842, en el seno de una familia profundamente católica, y falleció el 17 de septiembre de 1894 en Asunción del Paraguay, a los 52 años. Fue una de las figuras intelectuales más destacadas del siglo XIX argentino, conocido por su capacidad oratoria, su claridad de pensamiento, su férrea defensa de los valores cristianos y, sobre todo, por su incansable labor como educador.

Estrada no fue únicamente un profesor en el sentido estricto del término, sino un verdadero formador de pensamiento. Fue escritor, ensayista, orador, publicista, político y docente. A lo largo de su vida, dejó huellas profundas en las aulas, en los espacios públicos y en la vida política del país. Su obra intelectual y su compromiso con la educación lo convirtieron en un símbolo del docente como agente de transformación social.

Entre sus trabajos más destacados se encuentran «El catolicismo y la democracia» (1862), en el que analiza la relación entre la religión y el sistema democrático, y «Ensayo histórico sobre la revolución de los comuneros del Paraguay en el siglo XVIII» (1865), una mirada original sobre procesos históricos latinoamericanos, escrita cuando apenas tenía poco más de 20 años. Estas obras no solo reflejan su erudición, sino también su profunda preocupación por el rumbo político, social y educativo de la región.

Un defensor de la educación con valores

Estrada fue un ferviente defensor de una educación basada en principios éticos, morales y espirituales. En una época de fuertes tensiones entre el pensamiento liberal y la doctrina católica, se erigió como un referente del pensamiento conservador, aunque siempre desde el respeto, la argumentación sólida y la búsqueda del bien común.

Fue nombrado rector del Colegio Nacional de Buenos Aires y también profesor de Instrucción Cívica en dicha institución. Su desempeño como educador fue tan destacado que incluso captó la atención del mismísimo Sarmiento, quien reconoció públicamente el talento del joven Estrada. En una de sus citas más recordadas, el expresidente expresó:

“Del joven Estrada he gustado mucho de sus lecturas sobre historia”,
en alusión a las clases sobre Historia Argentina que Estrada brindaba en la Escuela Normal de Profesores.

Esa admiración mutua entre dos referentes tan distintos ideológicamente demuestra que la educación, cuando es profunda y comprometida, trasciende posturas políticas y se convierte en un valor compartido.

La educación como herramienta de libertad

Uno de los pensamientos más citados de Estrada refleja su visión sobre el rol emancipador de la educación:

“Educación para la libertad, o simplemente educación, porque no puede menos de ser libre un pueblo compuesto de hombres que se conocen y se moderan.”

Esta frase no es solo una declaración de principios, sino también una síntesis del objetivo último de toda tarea docente: formar ciudadanos críticos, conscientes de su rol en la sociedad, capaces de dialogar, de reflexionar, de construir consensos y de contribuir activamente al desarrollo colectivo.

Una muerte honrada, una vida recordada

José Manuel Estrada falleció en el exilio, en Paraguay, el 17 de septiembre de 1894. A pesar de las circunstancias, el gobierno argentino le brindó un funeral de Estado, con honores correspondientes a un general de división. Fue velado en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires y sus restos fueron sepultados en el Cementerio de la Recoleta, donde aún hoy descansan.

La magnitud del homenaje que recibió da cuenta del respeto y el reconocimiento que se le otorgaba a su figura en vida, pero también del impacto que su legado había dejado en la sociedad argentina.

¿Por qué un día separado del maestro?

El Día del Profesor se celebra el 17 de septiembre precisamente para recordar la fecha de fallecimiento de Estrada, diferenciándose así del Día del Maestro, que honra la memoria de Sarmiento. Esta separación no implica jerarquías ni divisiones, sino un reconocimiento a la diversidad de figuras que han contribuido a la formación educativa del país desde distintos enfoques, roles y niveles.

Mientras el Día del Maestro está más ligado a la educación primaria y a la figura del educador popular, el Día del Profesor pone en valor la tarea en el nivel medio y superior, donde la formación de pensamiento crítico y el desarrollo del conocimiento especializado se vuelven fundamentales.

Reflexión final

El 17 de septiembre es mucho más que una fecha conmemorativa: es una oportunidad para pensar el rol de quienes enseñan, orientan, inspiran y transforman vidas desde el aula. Es un día para valorar no solo el conocimiento que transmiten los profesores, sino también el compromiso, la entrega y la vocación que implica educar en un mundo cada vez más cambiante y desafiante.

Recordar a Estrada es también recordar que la educación no es neutral ni automática: es una construcción social y cultural, cargada de valores, debates y decisiones. Es, como él decía, una herramienta para la libertad.

En tiempos donde la tarea docente enfrenta múltiples desafíos, rescatar la figura de José Manuel Estrada y todo lo que representa se vuelve no solo un acto de justicia histórica, sino también una fuente de inspiración para seguir creyendo en la fuerza transformadora de la educación.

septiembre 17, 2025