Cada 1° de abril se celebra en Argentina el Día Nacional del Donante de Médula Ósea, una fecha establecida para reconocer y homenajear a todas aquellas personas que, mediante un simple acto de solidaridad, pueden salvar vidas. La conmemoración fue instaurada en 2003, el mismo año en que se creó el Registro Nacional de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH), dependiente del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI). Hoy, a 21 años de su creación, este registro constituye una herramienta clave en la lucha contra enfermedades hematológicas graves como leucemias, linfomas y anemias aplásicas.
La fecha no solo sirve para celebrar, sino también para informar y concientizar sobre la importancia de la donación de médula ósea, un procedimiento seguro, voluntario y altruista que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para miles de pacientes en Argentina y el mundo.
Un registro que salva vidas
El Registro Nacional de CPH fue creado por la Ley Nacional 25.392 con el objetivo de facilitar la búsqueda de donantes compatibles con pacientes que necesitan un trasplante de médula ósea y no cuentan con un donante familiar. Su funcionamiento se integra a la red internacional World Marrow Donor Association (WMDA), que conecta a más de 40 millones de donantes voluntarios en todo el mundo.
Desde su creación, el registro argentino ha crecido de manera sostenida. En la actualidad, cuenta con más de 330.000 donantes inscriptos, lo que representa un hito en el sistema público de salud. Gracias a esta red, cientos de pacientes han podido acceder a un trasplante, tanto dentro del país como en el exterior.
Una característica destacada del modelo argentino es que el ingreso al registro se realiza al donar sangre en cualquier centro habilitado del país. En ese acto, con el consentimiento del donante, se toma una muestra para determinar su código genético (HLA). Esta información se incorpora a la base de datos y queda disponible para futuras búsquedas de compatibilidad.
¿Qué es la médula ósea y por qué es vital?
La médula ósea es un tejido esponjoso ubicado en el interior de los huesos, donde se producen las células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. En muchas enfermedades hematológicas, como la leucemia o el linfoma, la médula deja de funcionar adecuadamente, y un trasplante se vuelve la única alternativa terapéutica viable.
El trasplante consiste en reemplazar la médula ósea enferma del paciente por células madre hematopoyéticas sanas provenientes de un donante compatible. La compatibilidad genética es un factor crítico y, en la mayoría de los casos, solo se encuentra fuera del núcleo familiar, de ahí la importancia de ampliar constantemente el número de donantes registrados.
Un acto solidario, seguro y voluntario
Contrario a muchos mitos, la donación de médula ósea no implica un riesgo significativo para el donante. Existen dos métodos para realizarla: por punción en la cresta ilíaca (en quirófano, bajo anestesia) o por aféresis, un procedimiento ambulatorio similar a la donación de plaquetas, donde se extraen las células madre de la sangre periférica. La decisión sobre el método más adecuado se toma según las necesidades médicas del paciente.
En cualquiera de los casos, el donante se recupera completamente en pocos días, y el proceso es acompañado por personal especializado. Lo más importante: el resultado puede ser salvar la vida de una persona que atraviesa una situación crítica.
Testimonios que inspiran
A lo largo de estos 21 años, se han registrado historias profundamente conmovedoras. Pacientes que recuperaron la salud gracias a un donante anónimo. Donantes que encontraron, años después, a quienes ayudaron a sobrevivir. Familias que convirtieron el dolor por una pérdida en compromiso activo por la vida. Estas historias humanizan el sistema, muestran su potencia y renuevan el compromiso social.
“La posibilidad de encontrar un donante compatible fuera del grupo familiar es de 1 en 40.000. Por eso cada nueva persona que se suma al registro es un rayo de esperanza”, señalan desde el INCUCAI.
El desafío de seguir creciendo
Aunque Argentina ha avanzado enormemente en la promoción de la donación de médula ósea, los desafíos persisten. Uno de ellos es alcanzar una mayor diversidad genética en el registro, para mejorar las chances de encontrar compatibilidades para pacientes de distintas regiones y comunidades. Otro reto clave es desmitificar el proceso de donación, combatiendo prejuicios y miedos infundados.
En este sentido, campañas públicas, actividades en escuelas, universidades, instituciones de salud y redes sociales juegan un rol fundamental. Cada año, en torno al 1° de abril, se multiplican las acciones de concientización y jornadas de inscripción en todo el país.
Un día para agradecer y para actuar
El Día Nacional del Donante de Médula Ósea no solo celebra la creación del registro, sino que honra a las miles de personas que dijeron “sí” a la vida de alguien más, muchas veces sin conocer a esa persona ni saber si alguna vez serán convocadas. Es también una oportunidad para que quienes aún no lo han hecho, se informen y se sumen.
Porque en un gesto tan simple como donar sangre para inscribirse, puede comenzar una historia que termine en vida.
El mensaje que resuena este 1° de abril es claro: donar médula es donar vida. Y Argentina sigue construyendo, paso a paso, una cultura solidaria que lo hace posible.