En esta fecha se recuerda el nacimiento de dos figuras fundamentales del siglo XX argentino: el dibujante y humorista Guillermo Divito (1914) y el escritor y periodista Tomás Eloy Martínez (1934). A pesar de pertenecer a generaciones distintas y de haber transitado caminos diferentes, ambos compartieron una profunda sensibilidad social, una aguda mirada crítica y un talento excepcional para captar el pulso de una Argentina en permanente transformación.

Guillermo Divito: el humor gráfico que retrató la sociedad con elegancia y picardía

Nacido en Buenos Aires el 16 de julio de 1914, Guillermo Divito revolucionó la historieta, el humor gráfico y la ilustración de costumbres con una estética única que influyó durante décadas. Su gran creación, la revista Rico Tipo, publicada desde 1944 hasta 1972, fue un verdadero fenómeno editorial y cultural. Con tiradas masivas y un estilo moderno y desenfadado, se convirtió en lectura obligada de varias generaciones.

Divito fue el padre de personajes inolvidables como «Las Chicas Divito», mujeres sofisticadas, de curvas audaces y vestuario elegante, que marcaron un estilo e incluso impusieron tendencias de moda en los años ’40 y ’50. En paralelo, sus tiras cómicas como Fúlmine, Fallutelli, Pochita Morfoni y Bombolo retrataban con humor las pequeñas miserias y grandezas del ser humano. A través del chiste gráfico y la caricatura social, supo reflejar las tensiones de género, clase y poder en la sociedad porteña de su tiempo.

Aunque en vida algunos críticos subestimaron su obra por asociarla a lo popular o lo “ligero”, el tiempo le dio la razón. Divito fue un observador refinado de la idiosincrasia argentina, y su trazo elegante supo conjugar crítica social con estética de vanguardia. Falleció en 1969 en un accidente automovilístico en Brasil, dejando una obra que sigue viva en museos, archivos y reediciones que lo revalorizan como uno de los grandes cronistas gráficos del país.

Tomás Eloy Martínez: la literatura al servicio de la verdad

Veinte años después, el 16 de julio de 1934, nacía en Tucumán Tomás Eloy Martínez, uno de los escritores y periodistas más influyentes de América Latina. Su obra, que combinó la narrativa con el ensayo y la investigación periodística, supo explorar las complejidades de la historia argentina desde una mirada lúcida, comprometida y profundamente literaria.

Desde sus comienzos como cronista en medios como La Gaceta y Primera Plana, Martínez demostró una habilidad singular para construir relatos con densidad emocional y rigor histórico. Fue jefe de redacción de la revista Panorama y director del Suplemento Cultural de La Nación. Sin embargo, fue en sus novelas donde alcanzó proyección internacional.

Su libro más célebre, Santa Evita (1995), vendió millones de ejemplares en todo el mundo y fue traducido a más de 30 idiomas. A partir de la historia real del cuerpo embalsamado de Eva Perón, Martínez construyó un relato que desdibujó las fronteras entre ficción y realidad, creando una obra que es tanto una crónica de obsesiones como un retrato político del peronismo y de la Argentina misma.

Otras novelas como La novela de Perón (1985), El vuelo de la reina (2002) y Purgatorio (2008) lo consagraron como uno de los grandes narradores del Cono Sur, capaz de abordar los traumas colectivos desde la subjetividad y la memoria. Exiliado durante la última dictadura, vivió en Venezuela y Estados Unidos, donde también se desempeñó como docente y formador de periodistas.

Falleció en 2010, dejando un legado que combina ética periodística, sensibilidad estética y compromiso democrático. Sus textos siguen siendo objeto de estudio en universidades de todo el mundo y de lectura obligada para comprender la historia reciente argentina.

Dos miradas, una misma pasión: contar la Argentina

Guillermo Divito y Tomás Eloy Martínez nacieron un 16 de julio y, con décadas de diferencia, ambos eligieron caminos que implicaban observar, narrar y pensar el país desde sus propios lenguajes: el dibujo y la palabra. Cada uno, a su manera, retrató con agudeza los gestos, contradicciones y sueños de la sociedad argentina.

Divito capturó la Argentina de la modernidad urbana, el tango, las primeras mujeres liberadas y la vida de café. Martínez, por su parte, exploró la Argentina del poder, la memoria, el exilio y los silencios de la historia. Ambos compartieron una sensibilidad crítica y humanista, y una profunda vocación por transformar la realidad en arte.

En un país que a menudo olvida a sus grandes creadores, el aniversario de sus nacimientos es una buena oportunidad para volver a ellos, releerlos, redescubrirlos, y reconocer que su obra sigue viva, dialogando con nosotros, en un presente que todavía necesita ser contado.

julio 16, 2025