Cada 23 de junio, el mundo conmemora el Día Olímpico, una fecha que va más allá del deporte para rendir homenaje a los valores universales del respeto, la excelencia y la amistad. Esta celebración, instaurada en 1948, recuerda la fundación del Comité Olímpico Internacional (COI) en el año 1894, un hito que marcó el renacimiento de los Juegos Olímpicos modernos, promovido por el pedagogo francés Pierre de Coubertin.
El Día Olímpico es mucho más que una efeméride institucional: es una jornada en la que millones de personas en más de 150 países participan en actividades físicas, educativas y culturales bajo el lema “Move, Learn, Discover” (Muévete, Aprende, Descubre), una consigna que sintetiza el espíritu olímpico.
El origen de una idea universal
La elección del 23 de junio no es casual. Ese día, en 1894, en la Sorbona de París, Coubertin y un grupo de delegados de varios países fundaron oficialmente el Comité Olímpico Internacional. Su objetivo era revivir los antiguos Juegos Olímpicos de Grecia, adaptándolos a una era moderna, basada en la competencia pacífica y la integración de los pueblos.
Dos años más tarde, en 1896, se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en Atenas, y desde entonces, el movimiento olímpico se ha consolidado como una plataforma global para la promoción del deporte como herramienta de desarrollo personal y colectivo.
Mucho más que competencia: los valores olímpicos
El Día Olímpico no se limita a los atletas de élite ni a los países con tradición olímpica. Su principal finalidad es democratizar el acceso al deporte y difundir los valores que el COI considera pilares fundamentales: la excelencia, el respeto y la amistad.
Estas virtudes trascienden lo estrictamente deportivo. El Día Olímpico busca fomentar la vida activa y saludable, el trabajo en equipo, la diversidad cultural, el diálogo intergeneracional y la igualdad de género. Por eso, las actividades del día incluyen desde carreras abiertas al público hasta talleres, charlas, exhibiciones deportivas, clases de yoga, festivales escolares y foros de reflexión.
En muchos países, los comités olímpicos nacionales organizan eventos gratuitos para que personas de todas las edades participen, sin importar su condición física o nivel deportivo. En este sentido, el Día Olímpico es también una forma de impulsar la inclusión y la solidaridad.
El deporte como puente hacia la paz
A lo largo de su historia, el movimiento olímpico ha sido una herramienta para tender puentes entre naciones en conflicto y para promover mensajes de paz y unidad. La propia carta olímpica establece que el deporte debe estar al servicio del desarrollo humano armonioso y que tiene la capacidad de contribuir a un mundo mejor.
En este contexto, el Día Olímpico cobra especial relevancia en un mundo atravesado por tensiones políticas, crisis sociales y desigualdades estructurales. El COI y diversas organizaciones internacionales aprovechan esta jornada para lanzar campañas a favor de la resolución pacífica de conflictos, la cooperación internacional, el medio ambiente, y los derechos humanos.
Una fecha con proyección a futuro
En los últimos años, el Día Olímpico se ha adaptado a los nuevos tiempos. A través de redes sociales y plataformas digitales, atletas olímpicos comparten sus rutinas, motivan a sus seguidores a activarse físicamente y narran cómo el deporte cambió sus vidas. También se celebran desafíos virtuales, caminatas digitales y encuentros vía streaming que acercan el espíritu olímpico a las nuevas generaciones.
Para 2025, en la antesala de los Juegos Olímpicos de París 2024, el Día Olímpico tomó un nuevo impulso, con énfasis en la sostenibilidad, la tecnología y la inclusión. En muchas ciudades se organizan actividades conjuntas entre escuelas, ONGs y clubes deportivos, promoviendo una visión del deporte como derecho y no como privilegio.
Una celebración que nos pertenece a todos
El Día Olímpico es una oportunidad para recordar que el deporte no solo se trata de medallas o récords, sino de esfuerzo compartido, superación personal y comunidad. Es una fecha para inspirarse en historias de vida que nacen en una pista, un gimnasio o una cancha, pero que impactan mucho más allá.
Porque cada paso que damos al correr, cada salto, cada partido y cada entrenamiento pueden ser una forma de acercarnos a los demás, de conocernos mejor y de construir, desde lo cotidiano, un mundo más justo, activo y solidario.
Este 23 de junio, más que mirar el medallero, el mundo entero se pone en movimiento para celebrar los ideales que dieron origen al olimpismo: un llamado global a unirnos a través del deporte.