El kilo de asado, uno de los productos más representativos de la cultura gastronómica argentina, no deja de aumentar su precio. Este viernes, se prevé una nueva suba de al menos un 5 por ciento, lo que completará un incremento acumulado del 20 por ciento en tan solo una semana. Esto eleva el precio del asado a un promedio de 13 mil pesos por kilo, con algunas variedades llegando incluso a los 16 mil pesos en mercados y carnicerías selectas. A este ritmo, el precio del asado no solo se aleja de las promesas del gobierno de Javier Milei, sino que sigue erosionando el poder adquisitivo de los argentinos, en especial aquellos que tienen en el asado una de las pocas tradiciones que podían seguir disfrutando en tiempos de inflación galopante.
Hace poco más de un año, cuando la campaña presidencial de Milei estaba en pleno auge, el ahora presidente prometía una Argentina libre de inflación y con precios de productos básicos mucho más accesibles. Uno de sus principales compromisos fue reducir el precio del asado, que en ese entonces rondaba los 2800 pesos por kilo. Aseguraba que, con su gestión, no solo estabilizaría la economía, sino que lograría que los argentinos pudieran volver a disfrutar de los tradicionales asados familiares sin tener que afrontar una sangría para sus bolsillos.
Sin embargo, los datos actuales muestran una realidad muy diferente. El asado, ese símbolo de las mesas argentinas, se ha vuelto un lujo inalcanzable para muchos, y el gobierno de Milei no parece poder frenar el desmedido aumento de los precios. Este nuevo aumento del 5 por ciento en la carne vacuna, el segundo en la última semana, responde a una serie de factores, entre los cuales destacan las condiciones climáticas adversas que afectaron a la zona centro del país, especialmente a la región pampeana, que concentra gran parte de la producción ganadera.
Impacto en los consumidores
Los efectos de esta escalada de precios son palpables en los consumidores, quienes deben hacer malabares para ajustar sus presupuestos. En los últimos días, los testimonios de consumidores y comerciantes dan cuenta de una preocupación creciente. «Lo que antes era un lujo para las ocasiones especiales, ahora es casi impensable para el bolsillo de las familias argentinas», señaló Ana María, una vecina de la ciudad de Buenos Aires que, junto a su familia, ha tenido que reemplazar el asado por cortes más económicos.
“Hace poco íbamos a la parrilla una vez a la semana. Hoy, con suerte, compramos algo para hacer en casa una vez al mes. El aumento es insostenible. La gente no llega a fin de mes”, comentó Raúl, un carnicero de la localidad de Avellaneda. Para él, estos aumentos no son una sorpresa. “La carne se ha vuelto una mercancía muy cara, y las subas no cesan. A los consumidores les cuesta cada vez más elegir un corte de carne, y los más baratos también están por las nubes. El mercado se ha desbordado”, añadió.
Promesas incumplidas
Cuando Javier Milei asumió la presidencia en diciembre de 2023, su promesa de combatir la inflación y mejorar el poder adquisitivo de los argentinos fue uno de sus principales ejes. El kilo de asado, uno de los productos más caros y representativos de la dieta argentina, se convirtió en uno de los símbolos de esa promesa. Durante la campaña, el ahora presidente prometió que, con su política económica, los precios se estabilizarían y que los argentinos volverían a disfrutar de un asado a un precio razonable.
Sin embargo, la realidad muestra un panorama muy diferente. El asado, que en el contexto preelectoral se encontraba alrededor de los 2800 pesos, se vende actualmente a un precio de entre 13 mil y 16 mil pesos por kilo, dependiendo de la variedad y el corte. Esto representa un aumento de más del 400 por ciento en menos de un año. El presidente, que prometió una economía estable, no ha logrado cumplir con sus expectativas iniciales. Y lo que parecía ser una promesa sencilla y popular para conquistar el voto, se ha convertido en una pesadilla para miles de familias argentinas que hoy no pueden darse el lujo de comprar carne de calidad.
Factores que explican la suba
La suba de los precios de la carne vacuna no es un fenómeno aislado ni un capricho de los mercados. A la variabilidad de las condiciones climáticas, que afecta la producción en las principales cuencas ganaderas del país, se suman otros factores económicos, como el impacto de la devaluación y las políticas del gobierno en relación con el comercio exterior. Según los analistas, la estabilización de los precios internos de la carne requiere, entre otras cosas, un control más efectivo de las exportaciones y un control más estricto sobre los precios internos, algo que el gobierno aún no ha logrado implementar de manera efectiva.
En ese contexto, el Ministerio de Economía del gobierno de Milei ha reconocido que las precipitaciones en la zona centro del país han afectado la producción ganadera y el abastecimiento de carne en los mercados locales, lo que ha generado una presión adicional sobre los precios. En paralelo, la continua devaluación del peso frente al dólar y el aumento de los costos de insumos para la producción ganadera contribuyen a que los precios no solo se mantengan elevados, sino que continúen subiendo sin freno.
Reacciones políticas
El aumento de los precios de la carne no pasa desapercibido en el ámbito político. Desde la oposición, los dirigentes ya comienzan a hacer sentir sus críticas. “Milei prometió un país donde el asado fuera accesible para todos, pero ahora los argentinos ni siquiera pueden pensar en un asado con su familia sin que los precios los asfixien”, señaló Sergio Massa, líder del Frente de Todos, quien destacó que “la promesa de los 2800 pesos por kilo está completamente rota, y los únicos que ganan son los grandes exportadores y las grandes empresas ganaderas”.
Por su parte, desde la Coalición Cívica, la diputada Elisa Carrió recordó que la promesa de estabilidad y crecimiento económico planteada por el presidente Milei solo ha servido para profundizar las desigualdades. “El precio de la carne no ha dejado de subir, y con esto también aumenta la pobreza. El Gobierno tiene que tomar medidas urgentes para controlar la inflación y la especulación, porque el pueblo no puede pagar las consecuencias de una gestión económica que no sabe cómo manejar la crisis”, agregó.
En tanto, desde el sector ganadero, los representantes de los productores advierten que las subas continuas no son una sorpresa, y que están directamente relacionadas con la falta de previsibilidad y los cambios repentinos en las políticas comerciales. “La situación es difícil. La producción no está en su mejor momento debido a factores climáticos, pero también por los ajustes en la política de exportaciones y la falta de inversiones en infraestructura”, explicó Juan José, un productor ganadero de la provincia de Buenos Aires.
Conclusiones
El precio de la carne sigue en aumento y con él crece la frustración de miles de argentinos que ven cómo una de las tradiciones más entrañables del país se convierte en un lujo inaccesible. Las promesas del presidente Milei, que en campaña aseguraba que la carne sería más barata, hoy parecen una cruel ironía frente a los precios desorbitantes que se manejan en las carnicerías. Mientras tanto, el Gobierno parece incapaz de frenar este fenómeno, que afecta gravemente el poder adquisitivo de los hogares argentinos, sumidos en un contexto económico cada vez más complejo.
El kilo de asado, ahora cuatro veces más caro de lo que Milei prometió, se ha transformado en un símbolo de la inflación imparable que afecta a la economía del país. Lo que parecía un alimento accesible para las familias argentinas hoy es solo un lujo al que pocos pueden acceder, dejando en evidencia la falta de control y medidas eficaces por parte del Ejecutivo para revertir la situación.
