El último mes de 2024 dejó una señal clara y preocupante para millones de familias argentinas: la escalada de precios en los alimentos básicos volvió a tomar fuerza, acelerando una inflación que venía mostrando signos de desaceleración en noviembre. De acuerdo con un detallado relevamiento realizado por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI), los precios de los productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) aumentaron en promedio un 5,09% en diciembre en el conurbano bonaerense, especialmente en los barrios populares de 20 distritos relevados.

Este incremento se torna aún más grave si se considera que en noviembre los precios habían mostrado una aparente estabilidad, con apenas un aumento del 0,4%. La inflación silenciosa que sufren las familias más vulnerables volvió a manifestarse con fuerza en diciembre, justo en un contexto económico marcado por la ausencia de políticas efectivas para controlar los precios y garantizar el acceso a la alimentación básica.

El impacto del aumento de la carne en la canasta familiar

El motor principal detrás de este aceleramiento inflacionario fueron los productos cárnicos, que en diciembre registraron un alza promedio del 20,9%. En un país con una tradición fuertemente ligada al consumo de carne, esta suba tiene efectos profundos en la calidad y cantidad de alimentación que pueden acceder las familias de bajos ingresos. Entre los cortes que más aumentaron se destaca el asado, que se encareció un 35,7%, seguido por la carnaza y la carne picada, que subieron un 25%. Otros cortes, como la paleta, aumentaron un 21,4% y el pollo un 16,6%.

Este fenómeno no solo impacta en el consumo directo, sino también en otros rubros alimenticios y servicios relacionados, ya que la carne es un insumo clave en numerosas preparaciones y productos alimenticios de consumo masivo.

El encarecimiento de la alimentación cotidiana

El relevamiento de ISEPCI explica que para una familia tipo de dos adultos y dos hijos, el costo de mantener una alimentación mínima adecuada aumentó de manera considerable: en noviembre, antes de la escalada, necesitaban aproximadamente 416.600 pesos para cubrir la Canasta Básica de Alimentos. Sin embargo, en diciembre, ese monto ascendió a 437.787,4 pesos, lo que implica un aumento de más de 30.000 pesos en un solo mes para poder sostener el mismo nivel de alimentación sin caer bajo la línea de indigencia.

Esta situación se agrava si se toma en cuenta el panorama desde antes de la llegada del actual gobierno. Comparado con noviembre de 2023, apenas un mes antes de la asunción de Javier Milei, esa misma familia debió afrontar un aumento acumulado en sus gastos de alimentos de 254.881,8 pesos, es decir, un 139,3% más para no caer en la indigencia.

La pobreza y la indigencia en aumento

Pero la dificultad económica no se detiene en la alimentación. Para no caer bajo la línea de pobreza, que incluye otros gastos básicos además de la alimentación, la familia tipo necesitó en diciembre cubrir una Canasta Básica Total (CBT) que ascendió a 998.155,1 pesos, lo que representa un aumento del 5,5% respecto a noviembre, es decir, 52.473,59 pesos más.

Este incremento continuo y sostenido en los precios refleja que el costo de vida sigue en ascenso, superando las capacidades de ingresos de gran parte de la población. El aumento en la pobreza y la indigencia se traduce en mayores dificultades para acceder a la salud, la educación, la vivienda y otros derechos fundamentales, profundizando las desigualdades sociales y territoriales.

Incrementos acumulados desde la asunción del Gobierno de Milei

Desde la asunción de Javier Milei en noviembre de 2023, los datos son alarmantes: los productos de almacén, que incluyen alimentos secos y no perecederos básicos, acumulan un aumento del 147%. Los cortes de carne, otro insumo esencial, subieron un 136,5%, y las frutas y verduras aumentaron un 124,9%.

Estos porcentajes superan ampliamente las variaciones salariales registradas en el mismo período, que se mantuvieron muy por debajo del ritmo inflacionario, lo que agrava la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras, y de las familias con ingresos fijos o informales.

Contexto económico y político: una combinación explosiva

Este escenario no puede entenderse sin analizar el contexto político y económico que atraviesa el país. La gestión del gobierno de La Libertad Avanza ha impulsado una serie de reformas económicas y políticas que, según sus propios voceros, buscan “ordenar” la economía, pero que en la práctica han generado una profundización de la crisis social.

La eliminación o reducción de subsidios, la falta de políticas de control de precios, la especulación financiera y la incertidumbre respecto a la regulación del mercado han generado un ambiente propicio para la inflación, especialmente en sectores sensibles como el alimenticio.

Además, la ausencia de mecanismos efectivos para proteger a las familias más vulnerables, combinada con la pérdida del poder adquisitivo real de los salarios y planes sociales, ha incrementado la presión sobre el gasto familiar, afectando la calidad nutricional y la seguridad alimentaria.

La respuesta desde la sociedad y los organismos de investigación

Organizaciones sociales, sindicatos y centros de investigación han alertado sobre este deterioro acelerado de las condiciones de vida. El ISEPCI y otros institutos especializados reclaman la implementación urgente de políticas públicas que garanticen el acceso a alimentos esenciales a precios justos, así como el fortalecimiento de los programas sociales que actúan como redes de contención para los sectores más golpeados por la inflación.

La demanda también apunta a la necesidad de un control más efectivo sobre las grandes cadenas de distribución y supermercados, a fin de evitar abusos en la formación de precios y asegurar una oferta adecuada en barrios populares y zonas vulnerables.

El desafío de la alimentación en Argentina

Argentina, históricamente reconocida por su capacidad productiva agrícola y ganadera, enfrenta hoy el desafío de garantizar que esa producción se traduzca en acceso real a alimentos para toda su población. La creciente brecha entre precios y salarios, el aumento de la pobreza y la inflación constante ponen en riesgo el derecho básico a la alimentación, un tema clave para la estabilidad social y el desarrollo humano.

En este contexto, el aumento sostenido de los alimentos básicos no es solo un dato económico, sino un reflejo de la crisis estructural que atraviesa el país y que demanda respuestas urgentes desde el Estado, la sociedad civil y el sector privado para evitar que millones de argentinos e argentinas se vean aún más precarizados.

enero 9, 2025