Un 19 de marzo de 1947 nacía en Greenwich, Connecticut, Glenn Close, una de las actrices más versátiles y potentes del cine, el teatro y la televisión estadounidense. Con una carrera que abarca más de cinco décadas y una filmografía repleta de papeles memorables, Close es considerada una de las intérpretes más respetadas de su generación. Su talento, disciplina y compromiso con cada personaje la convirtieron en un ícono de la actuación, admirada tanto por el público como por la crítica.
Ganadora de múltiples premios y nominada en numerosas ocasiones al Oscar, Glenn Close supo desafiar estereotipos y construir personajes complejos, alejados de los clichés de género o edad. Su trayectoria es sinónimo de excelencia artística y su nombre sigue ocupando un lugar central en la historia del cine contemporáneo.
De Connecticut al mundo
Glenn Close nació en una familia de tradición intelectual y humanista. Su padre, William Close, fue un renombrado médico que trabajó en África durante varios años, y su infancia estuvo marcada por viajes, experiencias culturales diversas y un entorno poco convencional. Estudió en el College of William & Mary, donde comenzó a formarse en actuación y descubrió su vocación definitiva.
Aunque su debut en cine llegó relativamente tarde, a los 35 años, con El mundo según Garp (1982), Glenn Close ya había desarrollado una sólida carrera en teatro. Aquella primera aparición cinematográfica le valió una nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto, lo que marcó el inicio de una relación estrecha —y compleja— con la Academia.
Una actriz de registros inagotables
En el transcurso de su carrera, Glenn Close ha demostrado una capacidad extraordinaria para transformarse. Desde mujeres vulnerables hasta villanas memorables, ha sabido explorar todas las emociones humanas con una intensidad singular. Algunas de sus interpretaciones más recordadas incluyen:
-
Alex Forrest en Atracción fatal (1987), un personaje que se convirtió en ícono del thriller psicológico.
-
Marquise de Merteuil en Relaciones peligrosas (1988), una interpretación que reveló su dominio del drama de época.
-
Cruella de Vil en 101 dálmatas (1996) y su secuela, donde combinó humor, histrionismo y carisma.
-
Albert Nobbs (2011), en la que encarnó a una mujer que se disfraza de hombre para sobrevivir en la Irlanda del siglo XIX.
-
La abuela Mamaw en Hillbilly, una elegía rural (2020), papel que le valió su octava nominación al Oscar.
En todas estas interpretaciones, Close logró humanizar incluso a los personajes más extremos, aportando matices, contradicciones y profundidad emocional. Su habilidad para dotar de humanidad a figuras complejas es una de las marcas distintivas de su estilo.
Una relación especial con los premios
Pese a ser una de las actrices más premiadas de su generación —con tres Globos de Oro, tres premios Tony y múltiples reconocimientos por parte de la crítica—, Glenn Close ha sido protagonista de una de las historias más comentadas en los Oscar. Ha sido nominada ocho veces, sin haber ganado aún la estatuilla dorada, lo que la convierte en una de las actrices más nominadas sin victoria.
Lejos de vivirlo con amargura, Close ha abordado esta situación con humildad y sentido del humor, insistiendo en que lo importante es el trabajo, no los trofeos. Su prestigio y reconocimiento profesional no dependen de un premio, sino de una carrera ejemplar.
Compromiso más allá de la pantalla
Además de su talento actoral, Glenn Close ha mostrado un fuerte compromiso con causas sociales. Es una activista reconocida en temas de salud mental —una causa que toca de cerca a su familia— y ha trabajado para eliminar el estigma asociado a los trastornos mentales a través de la organización Bring Change to Mind, que cofundó en 2010.
También ha alzado la voz en cuestiones de igualdad de género y diversidad en la industria del entretenimiento, siendo una defensora del trabajo femenino en todos los niveles de la producción audiovisual.
Un presente activo y desafiante
A sus 78 años, Glenn Close sigue trabajando con la energía y el entusiasmo de una debutante. En los últimos años ha participado en producciones independientes, grandes estudios, y ha vuelto al teatro en múltiples ocasiones. Su capacidad para reinventarse, su pasión por el oficio y su entrega total al arte de actuar la mantienen vigente como una figura imprescindible del cine y la cultura.
Además, su vida personal ha sido un testimonio de independencia y autenticidad. A lo largo de su carrera, ha evitado los escándalos mediáticos y ha elegido siempre priorizar su trabajo por sobre el brillo superficial de la fama.
Un legado en expansión
Glenn Close es, sin duda, una leyenda viva. Su presencia en pantalla continúa emocionando y sorprendiendo, y su influencia se extiende a nuevas generaciones de actores y actrices que ven en ella un modelo de integridad profesional. Cada papel que interpreta es un recordatorio de que la actuación no es solo técnica o belleza: es, ante todo, entrega, inteligencia y verdad.
En cada cumpleaños, se celebra no solo a la artista, sino también a la mujer que ha dejado una huella indeleble en el arte contemporáneo. Glenn Close no necesita premios para ser reconocida: su obra habla por sí sola. Y sigue creciendo.