18 de noviembre de 2025
La investigación sobre el voraz incendio que devastó el Polígono Industrial Spegazzini, en el partido bonaerense de Ezeiza, avanza sobre un eje que en las últimas horas cobró especial relevancia: la presunta presencia y el posible almacenamiento inadecuado de sustancias altamente peligrosas dentro de uno de los depósitos del predio. El siniestro, que comenzó tras una explosión registrada desde distintos puntos de la zona y cuya onda expansiva pudo verse reflejada en numerosos videos difundidos por vecinos, abrió un interrogante sobre el tipo de materiales que se encontraban en el lugar y la forma en que estaban custodiados.
La fiscal Florencia Belloc, a cargo de la causa, espera una declaración clave que podría aportar información decisiva para reconstruir el inicio del incidente. Mientras tanto, los peritos trabajan contrarreloj para establecer si el fuego fue accidental o si se produjo por la intervención humana. Los resultados preliminares de estas pericias, consideradas centrales para orientar la investigación, están previstos para este lunes. En paralelo, los investigadores analizan si la firma Logischem S.A.—donde se habría originado el siniestro el pasado viernes por la noche—cumplía con las medidas de seguridad necesarias para manipular, almacenar y clasificar los materiales peligrosos que tenía bajo su guarda.
Hipótesis principal: inflamables y sustancias reactivas dispuestas sin criterio de seguridad
El presidente de Logischem, Pablo Celabe, brindó una primera descripción del predio. Según explicó, allí había un galpón vacío de unos 500 metros cuadrados destinado a guardar maquinaria. A pocos metros se encontraba otro depósito, de 1.500 metros cuadrados, diseñado para contener materiales inflamables. En este segundo edificio, los inspectores hallaron contenedores plásticos reforzados, tambores de 200 litros y pequeñas garrafas de gas butano, empleadas para mecheros portátiles. Todos estos componentes representan un riesgo marcado tanto de combustión como de explosión.
Los relevamientos iniciales también revelaron que otro sector del predio, de alrededor de 2.000 metros cuadrados, se utilizaba como espacio de almacenamiento de cargas diversas. En un cuarto galpón, de dimensiones equivalentes, se concentraban sustancias clasificadas como peligrosas, muchas de ellas con un alto potencial para agravar un incendio. Entre los materiales identificados se encontraban oxidantes como el hidrosulfito de sodio—capaz de liberar gases inflamables al entrar en contacto con el agua—y aluminio metálico, cuya reacción frente al agua genera hidrógeno, un gas sumamente explosivo.
También se encontraron materiales corrosivos, capaces de deteriorar metales y dañar tejidos; productos tóxicos, entre ellos treinta garrafas de cincuenta kilos de bromuro de metilo puro; fósforo sólido, susceptible de arder espontáneamente bajo determinadas condiciones ambientales; y envases de cincuenta kilos de cianuro, un compuesto extremadamente peligroso que, al contacto con ácidos, puede liberar gas cianhídrico, letal incluso en mínimas concentraciones.
Sin embargo, un dato aportado recientemente por el responsable químico de la empresa encendió nuevas alarmas dentro del equipo de peritos: en el predio se almacenaban 25.000 kilos de fósforo rojo y 16.000 kilos de aluminio en polvo. Esta combinación, si se encuentra mal aislada o se expone a fuentes de calor, puede producir reacciones violentas y descontroladas, lo que refuerza la hipótesis de un almacenamiento inapropiado y de un riesgo químico mayor al que inicialmente se había considerado.
El avance del fuego y los gravísimos daños en el parque industrial
El incendio se propagó con rapidez y alcanzó inmediaciones de otras empresas del polígono. La primera afectada fue Lagos Plásticos, propiedad del esposo de la modelo Alejandra Maglietti. Allí, las pérdidas fueron absolutas: la estructura, la maquinaria y la mercadería quedaron reducidas a cenizas. El fuego también alcanzó parcialmente las instalaciones de Aditivos Alimentarios “El Bahiense” y destruyó por completo la planta de Iron Mountain, dedicada a almacenar documentación en formato papel. El avance de las llamas impactó, aunque en menor medida, sobre Larocca Minería, firma dedicada a la producción de neumáticos.
Tras la llegada de bomberos de la Policía de la Provincia, de la Policía Federal y de distintos cuarteles de voluntarios, se realizó un relevamiento más profundo que reveló que el fuego también alcanzó a FLAMIA S.A.I.C y A. (fábrica de aberturas de aluminio), al Almacén de Frío—empresa especializada en la conservación de mercadería en tránsito—y a la productora de galletitas PARNOR S.A. La magnitud del incendio y la velocidad con que se expandió sugieren que la combinación de materiales inflamables, compuestos reactivos y posibles fallas de seguridad generó un escenario extremadamente propicio para un desastre de grandes proporciones.
Personas heridas y operativos de emergencia
El saldo humano, aunque reducido frente a la magnitud del siniestro, no estuvo exento de preocupación. Cuatro personas fueron trasladadas a un centro de salud cercano con politraumatismos leves e intoxicación por inhalación de dióxido de carbono. A ellas se sumó una subteniente de la Policía bonaerense, quien fue la primera autoridad en llegar al predio y sufrió una quemadura superficial. Además, un bombero voluntario del municipio de Quilmes fue derivado a un hospital de la zona tras haber inhalado una importante cantidad de humo mientras participaba del operativo de control.
De momento, los investigadores esperan combinar los testimonios, los registros fílmicos y los estudios periciales para reconstruir, con la mayor precisión posible, la secuencia de hechos que derivaron en uno de los incendios industriales más complejos y peligrosos de los últimos años en la provincia de Buenos Aires. Aunque todavía no se pueden establecer conclusiones definitivas, la hipótesis del manejo inadecuado de sustancias químicas cobra fuerza y se perfila como el eje principal sobre el que avanzará la causa en los próximos días.
