El presidente argentino Javier Milei volvió a ser centro de atención tras sus declaraciones a la BBC en una reciente entrevista donde abordó temas de política exterior, en especial la situación de las Islas Malvinas, la relación con el Reino Unido y su postura sobre el conflicto en Medio Oriente. El mandatario reafirmó su admiración por la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, lo que volvió a despertar polémica dentro del escenario político argentino y entre sectores sensibles al tema de la soberanía de las islas.

En el marco de esta conversación, Milei expresó una postura pragmática respecto a las Islas Malvinas, afirmando que, si bien la Argentina no abandonará su reclamo histórico, hoy la cuestión no representa una prioridad inmediata para su gestión. “Si actualmente las islas están bajo dominio británico, tienen derecho a estarlo”, afirmó el presidente, subrayando que no lo interpreta como una provocación por parte del Reino Unido.

Milei fue claro en que su administración no contempla reabrir un conflicto con Londres, y que su enfoque se orientará hacia el diálogo diplomático. «No vamos a ir al enfrentamiento. Pero tampoco vamos a renunciar a nuestro derecho a reclamar soberanía», explicó. En ese sentido, propuso establecer una negociación pacífica y de largo plazo para avanzar en una eventual solución, aunque reconoció que cualquier progreso será lento y dependerá también de la voluntad británica.

“Apuntamos a una conversación madura entre dos países que tienen mucho en común, con la excepción de un desacuerdo importante”, señaló. Para el presidente, el reclamo por la soberanía debe tratarse como una cuestión de Estado de largo aliento, sin dejarse llevar por impulsos o decisiones intempestivas. También remarcó que, si bien el Reino Unido no está dispuesto a negociar en la actualidad, podría estarlo en el futuro, y que su estrategia será intentar convencer a la contraparte de la legitimidad del reclamo argentino.

Consultado sobre su opinión respecto a Margaret Thatcher, figura que en Argentina genera rechazo por su papel durante la guerra de Malvinas de 1982, Milei fue categórico. Consideró que juzgar a una persona por su nacionalidad o por estereotipos simplistas es una señal de pobreza intelectual. “Thatcher fue una líder brillante. Escuché muchos de sus discursos y me parecieron de una gran lucidez. ¿Cuál es el problema en reconocer su talento?”, argumentó.

También dijo que, aunque hubo una guerra, eso no le impide reconocer que los líderes británicos cumplieron con su rol de manera eficaz desde su perspectiva. En ese sentido, separó el juicio histórico del conflicto de la valoración que puede hacerse sobre una figura política en términos de liderazgo.

La entrevista también abordó la visita del ministro británico de Exteriores, David Cameron, a las islas Malvinas en febrero de este año, poco después de haberse reunido con el propio Milei. Muchos lo interpretaron como un gesto provocador hacia la Argentina, pero el presidente minimizó la situación. “No lo veo como una provocación. Tengo con Cameron un diálogo de muy alto nivel y calidad”, afirmó, restando importancia a las críticas que lo acusan de haber sido demasiado permisivo frente a ese acto diplomático del Reino Unido.

Insistió en que su gobierno tiene prioridades más urgentes, en particular en el plano económico y social, y que la cuestión de las Malvinas no encabeza por ahora su agenda exterior. «Es un tema que llevará tiempo, por lo tanto no es algo que se resuelva hoy. Hay muchas áreas donde podemos cooperar con el Reino Unido sin necesidad de enfrascarnos en un conflicto que, además, sabemos que no tiene una solución a corto plazo», argumentó el presidente.

Milei también se refirió al conflicto entre Israel y Gaza, reafirmando su fuerte alineación con el Estado israelí y defendiendo su derecho a actuar en el marco de las normas internacionales. «Israel tiene derecho a defenderse, y sus operaciones se ajustan a las reglas del derecho internacional. Si están respetando esas normas, ¿por qué cuestionarlos?», sostuvo.

Confirmó, además, su intención de trasladar la embajada argentina en Israel desde Tel Aviv hacia Jerusalén occidental, decisión que ya había anunciado en campañas anteriores y que considera una muestra de respaldo claro a sus aliados. Recordó que la Argentina ha sufrido en el pasado ataques terroristas vinculados al conflicto de Medio Oriente, en particular los atentados a la embajada de Israel en 1992 y a la AMIA en 1994, ambos en Buenos Aires.

“Argentina ya ha sido objetivo del terrorismo internacional. Estar del lado de Israel no incrementa el riesgo, porque ya hemos sido víctimas en el pasado”, dijo. Añadió que su política internacional se alinea claramente con el bloque occidental: “Estamos del lado de la libertad, de Estados Unidos, de Israel y de Europa Occidental”.

Estas declaraciones no solo confirman la reconfiguración de la política exterior argentina bajo su gobierno, sino que reflejan una visión más geopolítica que nacionalista sobre ciertos asuntos históricos. Milei insiste en que la diplomacia debe prevalecer sobre los discursos combativos, y que el diálogo es la vía más eficaz para resolver disputas antiguas sin poner en riesgo las relaciones bilaterales con potencias globales.

En resumen, Javier Milei plantea una política internacional basada en el realismo estratégico, donde la soberanía sobre las Malvinas sigue siendo una causa nacional, pero subordinada a prioridades más inmediatas y al interés de establecer vínculos sólidos con aliados internacionales. Su visión, que divide aguas dentro de Argentina, está marcada por un enfoque pragmático y de largo plazo, que apuesta a la negociación en vez de la confrontación.