El barrio de La Boca vivió un momento muy especial este sábado 16 de noviembre: la procesión náutica de San Nicola Pellegrino, patrono de la ciudad italiana de Trani, volvió al agua después de 80 años, y además celebró su primer centenario. La ciudad de Buenos Aires colaboró para que esta tradición tan querida pudiera hacerse realidad, poniendo en valor el trabajo diario de limpieza del Riachuelo y garantizando la seguridad con la Prefectura Naval Argentina.
Durante la jornada, la procesión reunió a un grupo entusiasta de fieles que acompañaron la travesía con música y alegría. Bandas musicales pusieron ritmo al recorrido, mientras que los catamaranes barredores COESA, una embarcación de ACUMAR y la lancha del Círculo de Navegantes del Riachuelo escoltaron la nave principal, llevando al santo y a los invitados en un recorrido que comenzó y terminó en Vuelta de Rocha, llegando hasta la vista del Río de la Plata.
Este año la festividad tuvo un toque especial: celebraba 100 años de devoción en Buenos Aires, un siglo desde que la señora Cecilia Croche de Lernia promovió esta tradición entre los tranneses que llegaron a la ciudad y quisieron honrar a su santo patrono en estas tierras. La procesión no solo fue un acto religioso, sino también un homenaje a la inmigración italiana que formó parte de la historia de La Boca.
Entre los presentes estuvieron autoridades italianas que viajaron especialmente para la ocasión: Amedeo Bottaro, sindaco de Trani, acompañado por su esposa Lucrezia Bruno, y representantes de la Confraternita di San Nicola il Pellegrino di Trani, como Leonardo Frigione y Margherita Tarantini. También participó el padre Alejandro León, párroco de San Juan Evangelista de La Boca, quien destacó la importancia de esta procesión histórica: “Este año la fiesta tuvo una solemnidad especial al celebrarse el centenario. Esta fue la primera procesión náutica que tuvo el barrio a comienzos del siglo XX”.
La ceremonia incluyó una ofrenda floral bajo el puente transbordador Nicolás Avellaneda, en homenaje a San Nicola Pellegrino y a todos los inmigrantes italianos que contribuyeron a la identidad de la ciudad. Además, la ciudad de Buenos Aires estuvo representada por el vicejefe de Gabinete, Gabriel Sanchez Zinny, quien acompañó a las autoridades italianas durante la travesía y entregó la bandera de la ciudad al sindaco de Trani.
El evento también sirvió para mostrar el cuidado que se realiza sobre el Riachuelo, ya que la procesión solo fue posible gracias a los trabajos de limpieza y mantenimiento que ejecuta el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana a través del equipo Riachuelo / Río de la Plata. Embarcaciones como Eco Río, Elefante III y Elefante V se sumaron al recorrido, llevando de manera segura tanto al santo como a los dignatarios que vinieron a participar.
En definitiva, la procesión de este año fue una mezcla de fe, historia y celebración comunitaria. Recuperar una tradición que no se realizaba desde hace ocho décadas permitió que los vecinos y vecinas de La Boca, así como los visitantes y los descendientes de la comunidad trannese, pudieran disfrutar de un momento único: música, emoción, homenaje y un río limpio que permitió que San Nicola Pellegrino navegara de nuevo por las aguas del barrio que lo recibe con tanto cariño desde hace un siglo.
Una jornada que no solo recordó la historia de la comunidad italiana en Buenos Aires, sino que también fortaleció la identidad del barrio, su cultura y la relación especial que une a La Boca con Trani. Sin dudas, un centenario para recordar, lleno de devoción, alegría y el encanto del Riachuelo navegable, gracias al esfuerzo de la ciudad y la participación de todos los que hicieron posible esta procesión histórica.
