Legisladores que responden a Patricia Bullrich anuncian su incorporación a la bancada de Javier Milei. El impacto en el oficialismo porteño y las tensiones internas en el PRO generan incertidumbre de cara a las elecciones de 2025.
El reacomodamiento político en la Ciudad de Buenos Aires continúa generando ruido, pero esta vez la conmoción llega desde las propias filas del PRO, el partido que durante más de una década dominó la escena opositora nacional. A poco más de un año para las elecciones legislativas y municipales, un grupo importante de legisladores porteños que hasta ahora respondían a Patricia Bullrich decidió abandonar el bloque amarillo para sumarse a La Libertad Avanza, el espacio liderado por Javier Milei, y dar un nuevo giro a la fragmentada oposición.
La noticia no solo sorprende por la envergadura de la fuga sino por las implicancias que tendrá en el tablero político de la Ciudad. Los legisladores Juan Pablo Arenaza, Silvia Imas y María Luisa González Estevarena formalizaron su pase durante una reunión que contó con la presencia de Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y hermana del líder libertario, y la propia Patricia Bullrich, ahora convertida en una figura clave dentro del movimiento de Milei.
«Esta es una decisión tomada con convicción y valentía», sostuvo Karina Milei en el encuentro, cuyo significado político excede la simple incorporación de tres diputados: simboliza la creciente hegemonía de La Libertad Avanza en un espacio opositor cada vez más disperso y débil. Por su parte, Bullrich volvió a reafirmar su distancia con el liderazgo histórico del PRO, evidenciando una fractura profunda que podría tener consecuencias irreversibles para la fuerza que supo ser el puntal de Cambiemos.
Impacto en el PRO porteño: Menos peso, menos poder
La ruptura reduce la bancada oficialista en la Legislatura porteña de 15 a 12 diputados, un golpe que afecta la capacidad del PRO para avanzar con su agenda y consolidar acuerdos dentro del recinto. Este recorte puede parecer pequeño en números, pero tiene un efecto simbólico y práctico de gran magnitud: la fuerza amarilla pierde la fuerza política que mantenía desde hace años y deberá reconfigurar su estrategia para evitar quedar rezagada en un escenario político cada vez más fragmentado y polarizado.
Este escenario es un verdadero dolor de cabeza para Jorge Macri, intendente de Vicente López y una de las figuras más importantes del PRO a nivel nacional. Macri enfrenta el desafío de mantener la unidad interna mientras ve cómo el bloque oficialista local pierde aliados y fuerza para negociar. Además, el jefe comunal mostró públicamente su distanciamiento de las posturas más radicales de Javier Milei, especialmente en temas de derechos humanos y diversidad, y pidió por una Argentina más unida y menos dividida.
«La educación nos da herramientas para la libertad real, no para discursos vacíos», sostuvo Jorge Macri en una crítica implícita a las políticas de ajuste que promueve La Libertad Avanza en el ámbito educativo. Sin embargo, estas diferencias parecen no alcanzar para frenar la sangría de legisladores que prefieren sumarse a la fuerza de Milei.
La crisis del PRO: Más renuncias y desencuentros
No solo los legisladores porteños están en movimiento. En las últimas semanas, varios referentes importantes del PRO decidieron abandonar el barco oficialista. El senador Luis Juez renunció a su rol dentro del bloque para intentar ser candidato por la provincia de Córdoba con una lista vinculada a La Libertad Avanza, mientras que el intendente Diego Valenzuela se alejó definitivamente del partido para buscar nuevas opciones políticas.
El desgaste también se siente en otros sectores del PRO. Diego Kravetz dejó su cargo en el Gabinete porteño para asumir como número dos en la SIDE, en una señal clara de cambio de rumbo. Y en el Congreso de la Nación, un grupo de diputados vinculados a Bullrich se está preparando para formalizar su pase al bloque libertario, un movimiento que podría redefinir el mapa opositor nacional.
Según una reciente encuesta de Management and Fitt, la intención de voto para el PRO en la Ciudad cayó al 7%, ubicándolo en cuarto lugar, detrás de otros espacios más pujantes, incluyendo La Libertad Avanza. Este panorama indica que la crisis interna no es solo una cuestión de nombres sino que se refleja en el desgaste real de la base electoral amarilla.
¿Alianza o competencia? Las incógnitas para 2025
En medio de esta crisis, una de las incógnitas más importantes para la oposición es la posibilidad de una alianza electoral entre el PRO y La Libertad Avanza, especialmente en la provincia de Buenos Aires, un distrito clave para el próximo año.
El diputado Diego Santilli se reunió recientemente con Eduardo «Lule» Menem, asesor electoral de Karina Milei, para explorar acuerdos que permitan unir fuerzas contra el peronismo, pero hasta ahora no hay definiciones claras. Por el contrario, el gobierno nacional parece apostar a un reclutamiento gradual de dirigentes macristas, evitando un acuerdo formal que pueda potenciar a Milei pero también generar resistencias internas.
Mientras tanto, el PRO intenta resistir la absorción total por parte del libertarismo. Mauricio Macri intenta mantener la autonomía del partido y negociar desde una posición que no lo deje como un simple satélite de La Libertad Avanza, aunque esta estrategia se muestra cada vez más complicada frente al éxodo de sus cuadros.
Entre los que aún se mantienen en el PRO, figuras como Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro mostraron públicamente su distancia con las críticas más duras hacia el oficialismo y manifestaron su voluntad de mantener el partido unido, aunque la presión interna y externa parece ser cada vez mayor.
Un mapa político en plena recomposición
La migración de legisladores y dirigentes hacia La Libertad Avanza refleja un fenómeno más amplio de recomposición política en Argentina, en el que los liderazgos tradicionales están en crisis y nuevas fuerzas buscan ocupar su lugar.
La apuesta de Milei y sus seguidores no solo pasa por ganar espacios legislativos sino por consolidar un proyecto político que capitalice el descontento social, el hartazgo con los partidos tradicionales y el auge de discursos radicales y polarizantes.
Por su parte, el PRO enfrenta el desafío de reinventarse o resignarse a un papel secundario en la oposición, mientras que el oficialismo nacional observa con atención cómo se reconfigura su principal espacio opositor, sin descartar jugar un rol activo en esa transformación.
En definitiva, el escenario electoral para 2025 se perfila como uno de los más inciertos y dinámicos de los últimos tiempos, con un PRO debilitado y fragmentado, y un espacio libertario en crecimiento que busca consolidar su influencia en la política argentina.
