El presidente Javier Milei encabezó el acto de cierre de campaña de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, con un evento realizado en un predio del club Villa Ángela, en la localidad de Moreno. La actividad se dio en un contexto tenso por la reciente denuncia de presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad, escándalo que involucra a su hermana y principal asesora, Karina Milei.
A pesar de las expectativas generadas por el oficialismo en torno a posibles incidentes, y los comentarios del propio presidente ante la prensa internacional —quien afirmó que el kirchnerismo “quería matarlo”—, el acto se desarrolló sin mayores disturbios. La estrategia, según se especulaba, habría sido provocar algún tipo de agresión para proyectar una imagen de víctima frente al electorado y desviar la atención del escándalo judicial. Sin embargo, salvo por algunos forcejeos menores y la agresión a un periodista, no se registraron hechos de violencia destacados.
La convocatoria fue menor a la esperada: el predio nunca se llenó y muchos asistentes comenzaron a retirarse antes de que terminara el discurso del Presidente. Según testimonios recogidos en el lugar, varios de los presentes fueron trasladados en micros y recibieron gorras y remeras del partido al llegar. Algunos mostraban banderas con frases como “kirchnerismo nunca más” y lemas libertarios, mientras que otros portaban imágenes de referentes como Sebastián Pareja, dirigente local de LLA con pasado peronista.
La puesta en escena fue acompañada por un despliegue de seguridad inusualmente alto. Participaron efectivos de la Policía Federal, Gendarmería, Policía Bonaerense, personal de seguridad privada, y hasta francotiradores ubicados sobre vehículos. A esto se sumó la vigilancia aérea con un helicóptero. El acceso al evento fue minucioso, con cacheos y detectores de metales. Este operativo generó críticas por su magnitud y contraste con la baja asistencia. “Hay más policías que libertarios”, comentaban algunos vecinos que observaron el acto desde la vereda.
Durante su discurso, Milei se refirió al escándalo que involucra a su hermana y trató de restar importancia a las denuncias. Habló también de una supuesta persecución política y mencionó intentos de agresión en actos anteriores, como en Lomas de Zamora. “Nos acusan de ladrones, atentan contra nuestras vidas y ahora atacan a mi familia”, declaró. En otro pasaje, al escuchar un estruendo, dijo emocionado: “Sonó lindo eso”, como símbolo de su voluntad de resistir la adversidad.
Previo al acto, la gobernación de la provincia de Buenos Aires —a cargo de Axel Kicillof— había manifestado su preocupación por la elección del lugar. Mediante un comunicado, advirtió que el predio no reunía las condiciones adecuadas para un acto de tal magnitud. El ministro de Seguridad provincial, Javier Alonso, envió una nota a Casa Militar enumerando una serie de riesgos: desde la precariedad del lugar hasta el difícil acceso por las lluvias recientes. También detalló el extenso operativo solicitado por Nación, que incluía unidades de Infantería, grupos antidisturbios y patrullajes en los alrededores.
Kicillof incluso pidió públicamente a los vecinos de Moreno que no asistieran, al considerar que la convocatoria tenía “aspectos extraños y sospechosos” y señalando que algunos organizadores tenían “más prontuario delictivo que experiencia política”.
Tras el acto, y sin lograr la imagen de confrontación que parecía buscar, Milei partió rumbo a Los Ángeles, donde tiene programada una reunión con empresarios. Suspendió, sin embargo, su visita a Las Vegas, donde pensaba asistir al espectáculo de su expareja, la artista Fátima Florez.