El calendario cultural internacional reúne hoy tres hitos vinculados a figuras fundamentales del cine, la literatura y el espectáculo mundial: el nacimiento del cineasta Orson Welles (1915), el nacimiento del escritor Ariel Dorfman (1942) y la muerte de la actriz Marlene Dietrich (1992). Cada uno, desde su arte y su tiempo, dejó una huella imborrable en la cultura del siglo XX, trascendiendo fronteras y géneros.

Este triple aniversario invita a reflexionar sobre el poder del arte para contar historias, conmover al público y dialogar con los momentos más complejos de la historia.

Orson Welles: el genio precoz que desafió Hollywood

Nacido el 6 de mayo de 1915 en Kenosha, Wisconsin, Orson Welles fue un niño prodigio que deslumbró desde joven con su talento para el teatro, la radio y el cine. A los 25 años escribió, dirigió y protagonizó Ciudadano Kane (1941), película considerada por críticos y cineastas como una de las mejores de todos los tiempos, por su narrativa innovadora, su estructura fragmentada y el uso revolucionario de la cámara y el sonido.

Previamente, Welles había causado revuelo con su versión radial de La guerra de los mundos, que en 1938 sembró el pánico entre oyentes al presentar la historia como una supuesta invasión extraterrestre real. Su talento desbordante fue también su maldición: durante años luchó con la industria cinematográfica para conservar el control creativo de sus obras.

Además de director y actor, fue guionista, productor y narrador de voz inconfundible. Su legado abarca títulos como El tercer hombre, Otelo, F for Fake y El proceso, entre muchos otros. Murió en 1985, pero sigue siendo una referencia ineludible para generaciones de cineastas.

Ariel Dorfman: palabras contra el olvido

El mismo día, pero en 1942, nacía en Buenos Aires Ariel Dorfman, intelectual chileno-argentino-estadounidense, cuya obra atraviesa la literatura, el ensayo político, el teatro y el activismo por los derechos humanos. Si bien su familia se trasladó a Chile cuando era niño, Dorfman siempre ha reconocido una identidad múltiple que se refleja en su obra: “nací en Buenos Aires, me hice escritor en Chile, y el exilio me volvió universal”, ha dicho.

Entre sus trabajos más reconocidos se encuentran la obra teatral La muerte y la doncella, adaptada al cine por Roman Polanski en 1994, y los libros Para leer al Pato Donald (escrito junto a Armand Mattelart), Rumores del desierto y Lamentaciones de un prepucio. Su escritura ha sido un puente entre la memoria y la denuncia, especialmente en relación con los años de dictadura en Chile y la lucha contra la impunidad en América Latina.

Dorfman reside actualmente en Estados Unidos, desde donde sigue escribiendo y reflexionando sobre el poder de las palabras para resistir, curar y construir futuros más justos.

Marlene Dietrich: glamour, resistencia y eternidad

Un 6 de mayo de 1992, en París, fallecía Marlene Dietrich, figura emblemática del cine clásico, ícono de estilo y una mujer que rompió moldes en lo personal y en lo profesional. Nacida en Alemania en 1901, saltó a la fama con El ángel azul (1930), que la catapultó a Hollywood, donde protagonizó una serie de películas bajo la dirección de Josef von Sternberg.

Dueña de una presencia escénica magnética y una voz inconfundible, Dietrich se convirtió en símbolo del glamour de los años dorados del cine, aunque también fue una figura política comprometida: rechazó el régimen nazi, adoptó la ciudadanía estadounidense y actuó para las tropas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial, lo que la hizo merecedora de condecoraciones por parte de EE. UU. y Francia.

Su vida estuvo marcada por una fuerte defensa de la libertad individual y una sexualidad desafiante para la época. Su legado no es solo artístico: también es cultural, ético y político. Marlene Dietrich no fue solo una estrella: fue una mujer que eligió su camino con valentía.

Un día para celebrar el arte como legado

El 6 de mayo nos recuerda que el arte, en todas sus formas, puede ser herramienta de transformación, de belleza y de memoria. Orson Welles, Ariel Dorfman y Marlene Dietrich compartieron —cada uno a su manera— una visión comprometida con su tiempo, una estética poderosa y una actitud que desafió convenciones.

Hoy, sus obras siguen vivas. En cines, teatros, bibliotecas y plataformas digitales, sus voces nos invitan a mirar el mundo con otros ojos. Y a entender, como decía Welles, que “crear no es una opción, es una necesidad”.