En el corazón del barrio porteño de Floresta, una antigua casona que durante décadas permaneció casi en silencio volvió a brillar con una nueva identidad. En la tradicional esquina de Bogotá y Chivilcoy, una residencia centenaria fue recuperada y restaurada para convertirse en Casa Bogotá, un restaurante que combina la calidez de la cocina contemporánea con el encanto de una construcción histórica que forma parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad.
La historia de la vivienda se remonta a 1914, cuando la familia Saralegui —de origen vasco— la habitó como hogar. El proyecto llevó la firma del arquitecto José J. Barboni, un discípulo del renombrado profesional Gianotti. Barboni murió muy joven, a los 24 años, pero dejó un legado arquitectónico considerable en tan solo siete años de actividad, entre 1907 y 1914. Una de sus obras más importantes es la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, ubicada a escasas cuadras de la casona. En Casa Bogotá proyectó un refinado estilo Art Nouveau, con particular atención al trabajo artesanal de la madera, el hierro y los vitrales, detalles que aún sobreviven entre sus muros y piezas decorativas.
La mansión, rodeada de un pequeño jardín que desprende perfumes florales y vegetales, renació como un espacio donde la historia, el arte y la gastronomía confluyen de manera armónica. Parte de su fisonomía original se mantiene intacta: se observan rastros del antiguo empapelado dorado, la imponente escalera de roble que conecta los dos niveles y múltiples ornamentos que evocan el esplendor porteño de inicios del siglo XX. Su protección patrimonial exigía que la restauración siguiera pautas estrictas, a fin de resguardar el valor histórico del edificio. Las arquitectas Cristina Castagneris e Inés Quiroga fueron las responsables de dirigir el proceso, que se extendió durante nueve meses y respetó la estructura original, incluidas las ventanas de arco de medio punto.
El patio exterior, uno de los rincones más encantadores del lugar, fue intervenido con esmero. Allí se integraron plantas traídas de distintos países, incluso especies acuáticas que reposan en una antigua bañera convertida en estanque. Ese sector también invita al juego y la conversación con un metegol disponible para los visitantes. Desde las mesas metálicas blancas ubicadas al aire libre se observan los árboles de la plaza Vélez Sársfield —palmeras, jacarandás, palos borrachos y fresnos americanos— y, en ocasiones, se escucha el piano que distintos músicos ejecutan en vivo.
Quienes pasan por la vereda suelen detenerse, atraídos por la belleza de la casa y el ambiente sereno que transmite. Entre las veinte mesas al aire libre y las casi treinta ubicadas en el interior, que conservan mobiliario clásico como sillas thonet y sillones estilo Breuer, el restaurante ofrece distintas experiencias según la hora del día. La casona, que había permanecido mucho tiempo en silencio, recuperó su vitalidad y volvió a ser un punto de encuentro para vecinos y visitantes, generando nuevas historias sin renunciar a su memoria.
El proyecto nació del sueño compartido de un grupo de amigos: Daniela Lobeto, chef con una larga carrera en diversos restaurantes italianos; Alejandro Raizman, experto en marketing; Nicolás Peria, cocinero con pasado en Te mataré Ramírez y actual supervisor general; y José Núñez, sommelier formado en la Escuela Argentina de Vinos. Todos ellos aportaron sus conocimientos para dar forma a un restaurante propio, donde, según explican, la cocina se entiende como un arte destinado a generar disfrute.
La historia del grupo se remonta a 2008, cuando Nicolás, Alejandro y José crearon Gama Gourmet, una marca de comida envasada al vacío inspirada en un modelo que ya era tendencia en Estados Unidos y Europa. Con el tiempo, ese proyecto evolucionó hacia un servicio gastronómico para empresas que continúa funcionando con éxito en una planta de 400 m² ubicada cerca de Casa Bogotá.
El concepto del restaurante recupera la idea original de “restaurar” en su sentido etimológico: ofrecer alimentos que renueven la energía y aporten bienestar. Para los creadores, la cocina de Casa Bogotá busca reproducir el espíritu de los hogares, donde las combinaciones de ingredientes y sabores se mezclan con afecto y tradición. Como señalan ellos mismos, un chef elige sus preparaciones igual que un pintor selecciona colores o un músico define notas: cada elección se realiza con intención, sensibilidad y dedicación.
La propuesta gastronómica varía según el momento del día. Al mediodía, la carta despliega opciones frescas y reconfortantes, como salmón curado, ensaladas con queso feta, mozzarella y cherry, milanesas, carnes y pollos grillados con guarniciones variadas, además de pastas como tagliatelle al ragú, al pesto genovés o siciliano.
Por la noche, la atmósfera cambia y la cocina ofrece una selección de platos más sofisticados. Entre las entradas sobresalen las croquetas, la ensaladilla de bonito, el halloumi grillado y la tabla de campo. Para quienes buscan sabores del mar, el antipasto con calamares, langostinos y mejillones es una opción destacada, así como los sorrentinos negros rellenos, servidos con salsa de langostinos. En los principales, aparecen alternativas como calamares rellenos de couscous y frutos de mar o pescas de banquina acompañadas con manteca, hinojos caramelizados y curd de naranja. Las carnes completan el menú con cocciones cuidadas y guarniciones que equilibran texturas, colores y sabores.
Los postres constituyen otro viaje sensorial: créme brûlée, volcán de chocolate con helado, semifreddo de café, dulce de leche y mermelada, o un refrescante chévere con sorbete de jengibre. En todos ellos se percibe la intención de cerrar cada comida con un momento memorable.
En el primer piso funciona la pastelería, donde a diario se elaboran tortas, tartas y piezas dulces que acompañan una cuidada selección de tés y cafés. Los domingos, la casa ofrece un brunch que combina opciones saladas y dulces y que se renueva cada semana, convirtiéndose en un ritual especial para muchos vecinos.
Casa Bogotá está ubicada en Bogotá 3900, Floresta. Abre de lunes a miércoles de 10 a 19 horas; jueves, viernes y sábados de 10 a medianoche; y los domingos ofrece brunch de 11.30 a 14.30. En redes sociales se la encuentra como @casabogotaba.
